Autores: Múgica Zufiría, Serapio
Titulos: Los gascones en Guipúzcoa
Materias: Gipuzkoa - Historia - S. XII - XIII
Editores: Imprenta de la Diputación de Guipúzcoa, San Sebastián, 1923
Localizacion Sign.Topografica
FONDO DE RESERVA C-123 F-5
SERAPIO MÚGICA
LOS GASCONES EN GUIPÚZCOA
Tirada aparte del trabajo pu-
blicado con este mismo título
en el libro-homenaje dedicado
a D. Carmelo de Echegaray
1923
IMPRENTA DE LA DIPUTACION DE GUIPUZCOA
SAN SEBASTIAN
SERAPIO MÚGICA
LOS GASCONES EN GUIPÚZCOA
La venida de los Gascones a Guipúzcoa y la introducción y uso del idioma Gascón en algunos pueblos del límite oriental de la misma, es materia que ha sido tratada antes de ahora por algunos escritores que se dedican a los estudios históricos y lingüísticos en el país.
Desde que los Presbíteros Don José Ignacio Gamón (1) y el Doctor Camino (2), se ocuparon del asunto a principios del siglo XIX, algún historiador que otro se ha hecho cargo, aunque a la ligera, de este hecho que ha pasado desapercibido para muchos, y en nuestro tiempo el ilustre Cronista de las Provincias Vascongadas, mi buen amigo Don Carmelo de Echegaray, a quien va dedicado este merecido homenaje, se ha ocupado del asunto diversas veces, como luego se verá, así como dos conocidos escritores de allende el Vidasoa (3), Mr. H. Gavel, ilustrado profesor del Liceo de Bayona, autor de meritísimas obras, y Mr. Geogre Lacombe, bien conocido en el campo de las letras e inteligente Secretario de la "Revista Internacional de Estudios Vascos", valiosa publicación que honra tanto al país euskaro, como a su fundador, director y propietario Don Julio de Urquijo.
A pesar de tan excelente colaboración, es muy poco lo que se sabe de la venida de los Gascones a esta Provincia y de la influéncia que ejercieron en ella, y a este propósito, además de recoger lo que acerca del particular se ha escrito por otros, vamos a ampliar con nuevas noticias las que anteriormente tenemos aportadas en esta materia.
La primera cuestión a tratar, debe ser el averiguar cuándo se introdujo en Guipúzcoa el habla Gascona.
Si hemos de creer al Doctor Camino, la entrada o difusión del idioma gascón en nuestra Provincia, hay que fijarla el año 1204 en que se hallaba el Rey Don Alfonso VIII de Castilla en San Sebastián (4) con toda su Corte, a la que seguían muchos ricos hombres y Obispos, así de Castilla como de la Gascuña, sujeta entonces a dicho Monarca por dote de su mujer la Reina D.ª Leonor, Infanta de Inglaterra, que también estaba aquí.
En esta unión de Gascuña a los Reyes de Castilla, dice Camino, que debe ponerse la introducción del lenguaje gascón en San Sebastián y pueblos cercanos, en algunos de los cuales fué muy corriente y se usó en públicos instrumentos. De ahí también el establecimiento de muchas familias ilustres de la Gascuña en Guipúzcoa, familias cuyos apellidos se conservaban todavía cuando el Doctor Camino escribía su artículo del Diccionario en 1802. Advierte que en este tiempo solo se hablaba el gascón en Pasajes.
En la segunda de las obras citadas, añade que en el libro Becerro de la ciudad, que tenía más de 300 años de antigüedad, y se quemó en el incendio de 1813, se hallaba en idioma gascón una Ordenanza sobre vinos y sidras del año 1309, así como otros instrumentos del siglo XV, entre ellos una sentencia arbitral y amigable, pronunciada por los jueces nombrados por San Sebastián, Fuenterrabía, Rentería y la ciudad de Bayona, sobre resarcimiento de represalias.
El Presbítero Don Juan Ignacio de Gamón, no está conforme con esta opinión del Doctor Camino, y expone que Don Sancho VII de Navarra, titulado el Sabio, con motivo de los continuos encuentros que tenía con los Reyes de Castilla y de Aragón, casó a su hija D.ª Berenguela con Ricardo, Conde de Poitiers y Duque de Aquitania, heredero de Don Enrique II, Rey de Inglaterra; que otra hija, llamada D.ª Blanca, casó en Francia con Teobaldo, hijo de Heurico, Conde de Champaña y Bria, de cuyo matrimonio nació un hijo; llamado también Teobaldo, que llegó a ser Rey de Navarra; que Don Sancho el Fuerte o el Encerrado, hijo de Don Sancho el Sabio y hermano de D.ª Berenguela y D.ª Blanca, solía estar también en tierra de gascones con sus hermanas, y en esta ocasión en que tantos lazos de unión tenía Don Sancho el Sabio con la Gascuña, trajo a los habitantes de la frontera francesa para poblar a San Sebastián en tiempos que Guipúzcoa se hallaba unida a Navarra (5).
Opina Gamón que no fueron los vecinos de Artiga e Ibaeta del San Sebastián antiguo, de la parte de Ondarreta, los que vinieron a poblar en San Sebastián el nuevo, al pie del Monte Urgull, sino que fueron los gascones de las inmediaciones de Bayona los primeros que tomaron asiento en este lugar, llamados por Don Sancho el Sabio. Para ello pone serios reparos a la autenticidad de la donación que Don Sancho el IV de Navarra, titulado el Mayor, hizo al Monasterio de Leire el año 1014, según la cual existía de antes San Sebastián el nuevo con sus dos parroquias de Santa María y de San Vicente, y analiza varios capítulos del fuero dado por el citado Rey Don Sancho el Sabio, que parece concedido a gente extraña al país y no a los habitantes de Guipúzcoa.
Es decir, que a juicio del Doctor Camino, vinieron muchas familias gasconas en 1204 a aumentar la población ya existente de tiempos anteriores al pie del monte Urgull con las dos parroquias citadas, mientras que Gamón, si bien reconoce la existencia anterior de San Sebastián el antiguo, llamado San Sebastián de Hernani, no cree que San Sebastián el nuevo se levantara antes de que Don Sancho el Sabio concediese el fuero de población, y entonces se pobló de gascones.
El fuero original dado por el Monarca navarro, se perdió y se dió validez a una copia que existía en el Archivo municipal de San Sebastián, pero como esta transcripción no tenía fecha, de ahí que no se pueda puntualizar el año en que se libró y tengamos que atenernos a creer que se dió entre los años de 1150 y 1194 en que reinó Don Sancho el Sabio de Navarra.
Los argumentos aducidos por Gamón se podrían reforzar considerablemnete en apoyo de sus puntos de vista, si el temor a darle exagerdas proporciones a este trabajo no contuviera nuestra pluma. Acaso algún día afrontemos de lleno el estudio de esta interesante controversia y demos a conocer nuestro modesto juicio, apoyados en los diversos datos que conservamos en cartera.
Mientras tanto no sería aventurado el suponer que la venida de los Gascones a Guipúzcoa, pudo ocurrir a consecuencia de los acontecimientos posteriores al año 1152 en que la Guiena dejó de formar parte del señorío del Rey de Francia para pasar a la pertenencia de la casa real de Inglaterra por casamiento de D.ª Leonor con el Duque de Normandía, heredero presunto del trono de Inglaterra y que después le ocupó con el nombre de Enrique II de la dinastína de los Plantagenets.
Los Gascones alborotados con el cambio de Señor y estimulados por los partidarios de la casa Real Francesa, se levantaron en armas más de una vez contra su nuevo dueño, y en alguna de esas revueltas se produjo, sin duda, la corriente emigratoria que llevó a los Gascones a desalojar en grandes masas las tierras en que tenían su asiento. Entonces, Sancho el Sabio de Navarra, Rey de Guipúzcoa a la sazón, les concedió terrenos en donde aposentarse al pie del Monte Urgull de San Sebastián y en la costa situada entre la desembocadura del río Vidasoa y la del río Oria, y les dió el famoso fuero de población.
Esto es más verosímil y no que unos caballeros particulares y varias familas que vinieron con Don Alfonso VIII en 1204 a San Sebastián a tomar asiento en una población habitada ya por el crecido número de vecinos que supone la existencia de dos parroquias, si hemos de dar fe al documento citado de 1014, desterraran la lengua nativa de las gentes euskaras que ocupaban aquel lugar, y se dieran impulso bastante al idioma Gascón para convertirlo en el habla común de la población y extenderlo a los nombres de las casas y lugares, hasta llegar a erigirlo en lenguaje oficial y hacerlo de uso general en Pasajes y Fuenterrabía.
Mejor se puede creer que el lenguaje de los gascones se propagó aquí porque era el habla de los primeros pobladores que tomaron asiento al pie dle monte Urgull, que también lleva nombre gascón, como se verá despés, sin que esto quiera decir que con Don Alfonso VIII no vinieran nuevas familias a engrosar la colonia anterior, instalada ya en esta orilla del Cantábrico.
Parece como que se ha querido velar por los escritores que se han ocupado de nuestras cosas este pasaje de la historia de Guipúzcoa, pues son varios los que no hacen referencia alguna de la venida de los gascones a ella, y otros pasan como sobre ascuas, por temor, sin duda, a que no se vea con agrado una poderosa infiltración gascona en esta parte oriental de la Provincia.
El Doctor Camino con ser muy breve en la materia, es el autor que más noticia da de la venida e influencia de esta gente en San Sebastián y Pasajes, ¿y quién sabe si fué éste uno de los motivos que tuvo el Ayuntamiento donostiarra para no publicar la obra del ilustre Presbítero?
Hoy debemos prescindir de estos prejuicios para decir los hechos acaecidos, tal como ocurrieron, y conviene que resplandezca ante todo la verdad histórica.
Después de todo, sabido es que San Sebastián el antiguo se hallaba poblado de vascos, mucho antes de que vinieran a tomar asiento los hijos de Gascuña al pie del monte Urgull.
Para que se vea el arraigo que los gascones tenían en San Sebastián, anotaremos varios documentos oficiales algunas citas, en los cuales predominan completamente los apellidos extranjeros, sin intervención apenas de los euskaros, prueba evidente de la supremacía de aquellos elementos que no parece posible la adquirisen en una población constituída de antes con gentes que no fueran las suyas.
"Gonzalo de la Parada, franco de San Sebastián", aparece en 1261 (6).
En la carta-partida del Obispo Legaría, del año 1302, figuran en primer término el teniente de Preboste Pero Carniel y vienen luego Don Pero Arnalt de Huhua y Don Lorenzo de Surubiz, alcades. Don Perez de Nordincho, Don Johan Gallart, Don Johan de Mea, Nicolau Caldelez, Don Johan de Arreizti, Don Semeno de Zarauz, Martín de Segura, Jurados.
En el tratado de paz, firmado en 1328 por los marinos de Bayona y Biarritz con los de San Sebastián, figuran como representantes de la actual capital de Guipúzcoa Johan de Buerepaire y Johan de Paeget, y el documento en que el Preboste y Consejeros de San Sebastián otorgan el poder, está escrito en gascón (7).
En un documento de la primera mitad del siglo XIV, hemos visto que eran alcaldes de San Sebastián Ordincho de Surubis y Nicolao de la Mayson.
En otro del año 1352 aparecen constituyendo Ayuntamiento don Johan Garses et Johan Gomis, alcaldes, et Johan de la Perada, Martín Guillem de Pasquier, Pere Andres Dalzaga, Martín Bonaza, Pero Miguel de Zazayo et Remon deu mastro, Jurados del Consejo de la villa de San Sebastián.
Testigos Don Domingo de la Mayson, oficial; Martín Gomiz de Letti, Ienego Martiniz de Durnizo, Pero Guillem de Lanuces Cordalon, vecinos de la villa.
Joan deua martsa, notario (8).
Con estos Ayuntamientos compuestos por gascones, se comprende perfectamente que las Ordenanzas de vinos y sidras y otros documentos que el Doctor Camino vió en el libro Becerro, se escribieran en gascón y se deja ver que eran gascones los electores que los nombraban, así como los administrados para quienes se dictaban las disposiciones municipales.
En la concordia ajustada entre vascongados e ingleses en Fuenterrabía el 29 de Octubre de 1353, firmaron como procuradores de San Sebastián Juan Gomez y Martin Guillelmo Perquie, siendo uno de los testigos más calificados el Oficial mayor y Juez eclesiástico foráneo del mismo San Sebastián Don Domingo de la Mesón.
En la colección de Vargas Ponce que hay en la Academia de la Historia, tomo 34, está copiada la sentencia en gascón, que en la iglesia de Rentería se pronunció en 1432, dando una solución amistosa a los perjuicios causados mutuamente durante la guerra, entre Bayona y sus pueblos de Labourd, Fuenterrabía, San Sebastián y Rentería, a cuya sentencia hemos hecho referencia antes.
Otro apellido figura en San Sebastián desde muy antiguo, que si no es gascón en su origen, está gasconizado. Es el de Engomez y pertenecía a una de las familias más distinguidas de la población, familia cuyos miembros ocuparon los puestos más preeminentes.
Em, en, significa don, señor en la lengua de Oc, y Engomez suena a Don Gomez o Señor Gomez.
Don Pelegrín de Engomez era Oficial foráneo o Juez eclesiástico en lo civil y criminal en 1379, de la villa de San Sebastián y del arciprestazgo de Guipúzcoa, y en 1450 lo era Don Sancho de Engomez, Presbíteros ambos y Beneficiados de una de las iglesias de San Sebastián. En 1574 figura también Don Eramo de Engomez con el mismo título. (9)
El Rey Don Enrique IV, hizo merced del importante cargo de Preboste a Don Miguel Martínez de Engomez, que figura como tal en la escritura de unión entre la Provincia y San Sebatián en 1459.
Ya se ve por los apellidos de las personas que figuran ocupando los primeros puestos en San Sebastián, que la población estaba en manos de gascones.
Y no fué solo aquí en donde se fundaron pueblos con gentes extrañas al país, sino que otras localidades de España, han sido pobladas también por multitudes forasteras que llamaban Francos, pudiendo citar, entre otros, un lugar o barrio llamado Lizarra, muy cerca de Estella, fundado por Don Sancho Ramírez en 1090, y también la villa de Illescas y sus aldeas cerca de Toledo.
Como dice muy bien el Cronista de las Provincias Vascongadas, Don Carmelo de Echegaray (10), no deja de ser muy curioso y extraño que mientras la lengua euskara, contemporánea de las Pirámides, o quizá más antigua que ellas, no pudo nunca aspirar a los honores del idioma oficial en San Sebastián, los obtuvo la lengua gascona. Añade el citado autor, que por aquellos tiempos mantenía San Sebastián muy estrechas relaciones con el país vasco-francés, y apoyado en una cita del Doctor Camino expone que un hijo de esta ciudad llamado Domingo Mans, ocupó a mediados del siglo XIII la silla episcopal de Bayona en cuya catedral se halla enterrado. Este mimso apellido parece una nueva confirmación de la influencia gascona en San Sebastián.
Se ocupa también el Sr. Echegaray del influjo que pudo ejercer el carácter y genialidad de los gascones en el espíritu vasco y es tan certera la descripción que hace de la índole de los donostiarras que no resistimos la tentación de copiar sus palabras.
Con los datos útiles de Gamón a la vista, dice el Sr. Echegaray, "podrá quizás uno de esos grandes historiadores, que son a la vez psicólogos prácticos dotados de la facultad de analizar con asombrosa claridad y delicadeza, los movimientos del alma, ir estudiando hasta qué punto y en qué manera influyó en San Sebastián el espíritu gascón sobre el espíritu euskaro, modificando más o menos el tipo primitivo e introduciendo en él cosas que no son propias de la raza vasca, como la jovialidad franca y retozona, cierta viveza de ingenio muy meridional y muy gauloise y hasta el instinto satírico, no encendido, vehemente y mordaz, sino apacible, alegre, risueño: ese instinto satírico que no nace de la indignación, sino de cierta ingénita e iremediable propensión a la risa, y de cierta facilidad especial para ver el aspecto ridículo de las cosas".
No es posible analizar mejor el temperamento retozón del donostiarra de pura cepa.
Gamón afirma que la villa de Rentería en probanza que hizo el año 1624, en pleito con San Sebastián, decía que los pobladores de la actual capital de Guipúzcoa, fueron gascones de Francia, y su lengua gascona "dura y se habla al presente vulgarmente en la villa", y añade por su cuenta que no desapareció enteramente hasta principios del siglo XVIII.
Todavía perdura en San Sebastián con algunas variantes, una costumbre gascona de que nos habla Gamón, y es la función eclesiástica solemne que el Cabildo de las dos parroquias de la ciudad, hace de inmemorial tiempo, saliendo de San Vicente en procesión anualmente, la tarde antes del día de San Juan Bautista o sea el 23 de Junio, después de vísperas, y pasando a la plaza de la Constitución, donde bendice un árbol joven fresno, de altura como de siete metros, que los de la ciudad fijan y colocan en medio de dicha plaza. Este árbol muy frondoso, suelen ponerlo rodeado de leña o palos secos y con paja al pie. El cabildo canta el Evangelio de San Juan, un Preboste con vela ardiente enciende la leña y paja seca y éstas prenden al árbol, bendice el fuego del árbol encendido y acabada esta función vuelven los Clérigos a la misma parroquia, dejando el árbol bendito para despedazarlo y repartir sus pedazos y astillas a la mucha gente que concurre a esta bendición para llevar esos restos a sus cocinas.
De igual manera, sigue diciendo Gamón, hacían los de San Sebastián la referida bendición del fresno en tiempos antiguos, pero en los últimos largos años la celebran sin tanta solemnidad.
El año 1869 se prohibió por el Ayuntamiento el celebrar esta función, pero a petición del vecindario se estableció de nuevo once años después. En 1912 volvió a suprimirse y en 1916 se estableció nuevamente a condición de no quemar el árbol, y así se sigue haciendo todos los años el día señalado, con algún festejo más que se añade para amenizar el acto, desde el año indicado de 1916.
No solo en San Sebastián tomaron asiento los gascones, sino también en Pasaje y Fuenterrabía.
Al decir de Soraluce (11), a la vuelta de la conquista del Bearne en 1205, vinieron con Don Alonso VIII de Castilla muchas familias que se establecieron en las inmediaciones de Pasajes, origen del gascón, todavía conservado en este pueblo; dice el año 1870.
Gamón por el contrario dice que desde San Sebastián se trasladaron el siglo XIV a Pasajes de su jurisdicción o sea al de San Pedro, algunos pescadores gascones que se establecieron en la villa de aquel puerto con algunas barracas para acogerse en ellas, y fueron después edificando el pueblo y una reducida iglesia a la caída del monte Mirall hacia 1467. De allí pasaron al otro Pasajes, actualmente de San Juan, y lo poblaron también.
Ya hemos visto que según Soraluce, todavía en 1870, algunos habitantes de Pasajes de San Juan hablaban Gascón.
Aún quedan en 1922 algunos dichos en este pueblo, que se creen procedentes de aquellas gentes (12).
Marquelines caules cinco al ardil, llamaban, sin duda, las vendedoras de marqulinas, que son los caracoles de mar. Ardite en castellano y ardit en vascuence se llamaba al ochavo, moneda de cobre.
Por Semana Santa, cuando la carraca en sustitución de las campanas anunciaba por la calle las funciones de la iglesia, iban los chicos detrás del sacristán, cantanto a maitines Zirringuilles a misa mayor sermón a els escole a menjar gebolles.
Aún no hace 20 años que se ha perdido esta costumbre entre los chicos, que recuerdan con regocijo los mayores.
Pocos años hace que existía una tertulia de ancianos gascones que a pesar de conocer bien el vascuence, gustaban de hablar en gascón cuando se reunían.
Entre estos se hallaba la serora de la parroquia, de apellido Illarramendi, el alguacil de la villa y su hermana, y algunos allegados suyos. Poco a poco han ido desapareciendo estos postreros restos gascones, y de los últimos en morir han sido Eduvigis Trecett, hermana del alguacil, que falleció octogenaria en 1918 y el alguacil Luis Trecett, que falleció en Septiembre de 1919.
Todavía viven algunos que en su infnacia chapurreaban el idioma gascón y recuerdan algunas palabras. De boca de ellos hemos podido recoger algunas frases y nombres, que ponemos a continuación con sus equivalentes en castellano:
Vespeya tauetz? Quieres almorzar?
Supa tauetz? Has almorzado?
Minche tauetz? Has comido?
Adurbanez? Alivielli? Dónde vas? A la villa?
Sabia-Curre. Vete-Corre
Sabiene pisque Ven un poco.
Porte le marimutill. Tráeme el devanador.
Fete-Curri. Anda-Corre.
Le pommare. La sidra.
Le cacchu. El crisallu (antigua candileja de aceite).
Bancha Banche.
Mar. Mar.
Cahlupe. Lancha.
Lebirón. Remo.
Bacalau. Bacalao.
Anzuelo. Anzuelo.
Barco. Bajel.
Passaje. Puerto.
Lecorel. Aparejo.
Amai, con in cuartoa de leit, toute le calder est plei hasta la chimine.
"Madre, con un cuarto de leche, toda la caldera se llena hasta la chimenea."
Decía esto una hija a su madre cuando el hervor hizo que la leche subiera en la caldera, y quedó este dicho muy en boga en Pasajes. Un cuarto equivalía a dos ardites.
Marchairu, porte le chandelu.
Márchate y trae la candela.
No dejaría de ser muy interesante para los que conocen el gascón del país de origen, investigar hasta qué punto se han ido distanciando estos gascones de Guipúzcoa al contacto del castellano y del vascuence, del habla que usan los descendientes de sus antepasados que quedaron en Gascuña.
De la existencia de un núcleo de gascones en Fuenterrabía tampoco se puede dudar, pues aparte de varios nombres gascones, que aún subsisten y que luego analizaremos, quedan otros vestigios claros y terminantes.
La sentencia que dictaron los Comisarios de Francia y España para acabar con las diferencias que los vecinos de Hendaya y Fuenterrabía traían acerca de la ría Vidaosa al mediar el siglo XV, se escribió en gascón y desapareció en el incendio de Fuenterrabía del año 1498.
En el archivo municipal de esta ciudad, aún existe el proceso original escrito en 1518 en lenguaje gascón por acuerdo del Comisario de España, el Licenciado Acuña y el de Francia Maestre Francisco de Velcier, primer consejero del parlamento de Burdeos, instruído a consecuencia de la casa-torre que los de Hendaya edificaron en la orilla del Vidasoa y que los de Fuenterrabía la quisieron derribar a cañonazos. En esta interesante información, se hallan en castellano los escritos presentados por Fuenterrabía y en gascón las declaraciones de los testigos de ambas partes.
Buscando el motivo que para ello pudo haber, revisé el voluminoso expediente a que me refiero y en el folio 69 ví que decía: "Otro si asentaron de conformidad que la deposición y dichos de los testigos de esta causa que por ambas partes fuesen presentados, se asentase en lengua gascona porque mejor por los dichos comisarios e nos los dichos escribanos se entenderá que en otra lengua ninguna".
En tiempos más cercanos he hallado una referencia muy curiosa del uso del citado idioma gascón en estos pueblos, en un expediente instruído el año de 1611 en Fuenterrabía a unas brujas que embrujaban criaturas y se reunían en aquelarre en el monte Jaizkibel bajo la dirección del demonio "que tenía en la frente tres cuernos y era grande de cuerpo y los ojos muy grandes de donde salían resplandores de luces y una cola en las partes bajas y estaba sentado en una silla de oro". Este extraño presidente entre las satánicas ceremonias a que se entregaba con su grey en los aquelarres de la montaña, tenía la costumbre de dirigir la palabra a los allí congregados, y según declaración de una de las testigos presenciales (13), "el diablo en gascón llamaba veni aca los de San Sebastan, los del Pasaje, y luego en vascuence los de Irún, los de Hendaya y les habló algunas palabras..."
Luego veremos algunos nombres toponímicos gascones que aún perduran en Fuenterrabía.
Conviene tener presente que así Pasajes como Fuenterrabía constituyeron en sus orígenes parte de la jurisdicción de San Sebastián, en virtud de la carta-puebla concedida a esta última por Don Sancho el Sabio de Navarra entre los años de 1150 y 1194, que decía así: "Doy a los pobladores de San Sebastián por término desde Ondarribia hasta Orio y desde Arenga hasta San Martín de Arano..."
Fuenterrabía perteneció a San Sebastián hasta el año 1203 en que se segregó a causa de la carta-puebla que le concedió Don Alonso VIII de Castilla, y en la nueva demarcación el hoy llamado Pasajes de San Juan iba unido a Fuenterrabía.
Pasajes de San pedro, siguió anexionado a San Sebastián hasta el año 1805.
Como se ha indicado ya, no se ha tenido en cuenta bastantemente por los escritores que han tratado de la historia de San Sebastián, la supremacía en la población de estos núcleos de gente extraña a la tierra por su nacimiento y lenguaje, por sus aficiones, costumbres y aptitudes.
Casi todos ellos se han contentado con señalar la fecha en que a su juicio tomaron asiento las familias gasconas en San Sebastián, sin ahondar más en la materia.
Sin embargo, es indudable que no solamente intervinieron en la marcha de los acontecimientos locales, sino que en muchos sucesos de la Provincia, ha de verse sin extrañeza la influencia de estos elementos, teniendo en cuenta que eran dueños y señores de tres pueblos importantes de Guipúzcoa.
Estas gentes supieron convertir a San Sebastián en el primer puerto de Guipúzcoa, merced a los privilegios concedidos por los monarcas de Navarra y de Castilla, a la situación topográfica del lugar que ocupaban y a su activa labor mercantil y marítima, y después de subir a los primeros puestos del municipio y de la iglesia y establecer como idioma oficial el que ellos trajeron de su país, sobreponiéndolo al habla euskara, que era la habitual de los pueblos que les rodeaban, pudieron todavía irradiar su acción propagadora a otros pueblos comarcanos, llevando a ellos su lenguaje y costumbres, y en estas circunstáncias no cabe duda que habían de influir extraordinariamente en la marcha de San Sebastián y en las relaciones de ésta con los pueblos vecinos y con la Provincia.
Encastillados estos elementos dentro de los muros que construyeron al abrigo de la fortaleza de Urgullus, y aislados problabemente de los vecinos del San Sebastián antiguo, debieron en mucho tiempo considerarse completamente independientes y desligados de toda relación de buena vecindad con los habitantes euskaros de los pueblos circunvecinos, sin más trato que la compraventa de sus productos, ocupándose con preferencia de la pesca de altura y del tráfico por mar, consiguiente al destino comercial que se marca en la carta-puebla.
Una de sus miras más apasionadas, fué la de dominar en absoluto el puerto de Pasajes, que por su cercanía a San Sebastián y admirables condiciones de seguridad y amplitud, reunía cuantas ventajas se podían apetecer para el tráfico comercial, y pusieron todos los medios a su alcance para adueñarse de él.
A este efecto litigaron constantemente y tramaron toda clase de embrollos y pendencias armadas contra Oyarzun, Rentería y Fuenterrabía, que se creían con derecho al disfrute de aquellas aguas, hasta que consiguieron sus sucesores levantar una fortaleza en Pasajes de San Pedro y poner allí un Regidor permanente, que imponía la ley a gusto de San Sebastián.
Ya se sabe que eran y son vascos los habitantes de la orilla derecha del Vidasoa, hermanos de raza de los euskaros de la orilla izquierda, y si a esto añadimos la igualdad de origen de los gascones de aquí y de los gascones de Labourd, pueblo eminentemente mercantil, nos explicaremos más fácilmente muchas cosas que de otro modo podían calificarse de muy extrañas.
Así se comprenden mejor los tratados de conuersa o convenios que hacían los guipuzcoanos con las gentes de Labourd, de suministrarse mutuamente bastimentos y otros artículos en tiempo de guerra, cuando parece que por estar más encendidos los ánimos debían romper todo lazo de uníón los habitantes de la orilla española y francesa del Vidasoa, y es que los unos y los otros eran miembros de unas mismas familias, muy especialmente entre los gascones, y en muchos casos, socios de una misma empresa mercantil, establecidos en plazas distintas para negociar por partida doble, importando y exportando de una a otra nación, no sólo en tiempo de paz, sino en tiempo de guerra, a cuyo fin ambas partes acudían a sus gobiernos respectivos en demanda de licencia, haciendo ver los de Labourd las ventajas que de ello redundaban a Francia y los de Guipúzcoa a España.
También contribuyó, indudablemente, la estancia de los gascones en Guipúzcoa para que los habitantes de esta frontera estuvieran unidos en lo eclesiástico al Obispado de Bayona, con inclusión de San Sebastián (14), y no a las Diócesis españolas, pues encontramos muy natural que habiendo venido numerosas familias a poblar a San Sebastián, sin duda alguna, acompañados del clero correspondiente, entre los demás elementos que se unieron a esta empresa, siguieran en lo religioso ligados al superior gerárquico anterior que era el Obispo de Bayona, con cuya Diócesis quedaban lindando.
Con la venida de estas gentes, la costa de Guipúzcoa, comprendida entre el Vidasoa y el Oria, fué una prolongación de la Guiena en tiempo de Sancho el Sabio de Navarra y aun más tarde.
Se ha discutido también entre escritores de las dos naciones (15), si los marinos de Labourd o los pescadores vascos de la parte española, fueron los que primero se dedicaron a la pesca de la ballena y del bacalao en Terranova, y acaso la respuesta más acertada fuera el atribuir a los gascones asentados en San Sebastián e inmediaciones, el fomento de estas pesquerías que tenían su base en el puerto de Pasajes, en donde se reunían en gran número las embarcaciones pesqueras de Labourd y de Guipúzcoa para hacer sus provisiones a la salida y para despachar el producto de la pesca e invernar al regreso de su fatigosa expedición.
Muy poco es lo que se sabe de los viajes y hazañas de los marinos vascos, antes de la época en que los gascones se instalaron en Guipúzcoa, pero cualquiera que fuese el grado de adelanto, intrepidez y experiencia que en aquel entonces tuviesen nuestros antepasados en las cosas de mar, no hay duda que la savia inyectada por los gascones, alentados por su espíritu comercial y aventurero, hubo de dar impulso vigoroso a la fama y al buen nombre de que pudieran estar en posesión los marinos de euskaria (16).
Acaso las famosas bateleras de Pasajes, de cuya destreza tenemos noticias que alcanzan al año 1660, sean también vestigios gascones, ya que en esos tiempos eran ellos los principales núcleos de ambos Pasajes.
Ciñéndonos a San Sebastián, podemos hacernos eco como reflejo de la influencia gascoa y su relativa independencia de la Guipúzcoa euskalduna, de una serie de hechos que muestran la disconformidad y la poca conexión que hubo entre ésta y Donostia, que no se unió a la Provincia hasta el año 1459.
De tan antiguo venía esta separación, que para buscarla hay que recurrir a los orígenes de San Sebastián o sea a la carta-puebla concedida por Don Sancho el Sabio de Navarra, entre los años de 1150 y 1194.
En ella vemos, en efecto, el primer capítulo que dice, "Los pobladores de San Sebastián no vayan en hueste ni cabalgata sino que sean libres e ingenuos de todo fuero malo y de toda mala costumbre perpetuamnete".
Hicieron consignar este fuero en sus Ordenanzas Municipales (17) y conforme a él se eximían de tomar parte en ningún hecho militar de Guipúzcoa a distancia mayor de una legua de sus murallas, sin que la Provincia pudiera contar en ningún caso con su auxilio.
En su vista estableció la Provincia en el cap. 60 de las Ordenanzas de la Hermandad de la Provincia del año 1397, lo siguiente: "Porque los omes buenos de la villa de San Sebastián dicen que tienen privilegio de los reyes pasados e confirmado por nuestro señor el rey, que por cosa que acaezca dentro de la merindad de Guipuzcoa nin fuera de ella por apellido alguno por mandado o requerimiento de la hermandad nin del Corregido e alcalde e merino sino fasta una legua del cuerpo de la villa de San Sebastián non vayan: e por cuanto esta cosa parece grave e desigual a todos los de la hermandad de Guipúzcoa que ellos vayan en apellido por cosa que acaezca a los vecinos de la villa de San Sebastián, ora les acaezca en el término de dicha villa o fuera de su término. Por ende, pues que los de la dicha villa de San Sebastián se afirman en el dicho privilegio, para que la cosa sea todo igual, o sea una igualeza en todos los de la dicha hermandad de Guipúzcoa de unos a otros o de otros a otros, que los de toda la dicha hermandad de Guipúzcoa nin algunos de ellos non sean tenidos nin obligados de ir a apellido nin seguir más de una legua del lugar donde cada uno son moradores por cosa que acaezca a los vecinos de San Sebastian".
Estas disposiciones no pudieron menos de causar perjuicios en San Sebastian y es posible que fuera a la larga una de las causas que provocaron la unión con Guipúzcoa que se efectuó en 15 de Abril de 1459.
En el primer cuarto del siglo XIV, aún no conocían los alcaldes de la hermandad de Guipúzcoa en casos de la propia hermandad que ocurrían en territorio de San Sebastián, pues habiéndolo pretendido en caso de una muerte acontecida en sus arenales el año 1322, se opusieron los alcaldes de la villa alegando su fuero antiguo que decía: "que cualquiera que hubiese queja contra algun vecino de San Sebastián, viniese al mismo San Sebastián a poner su demanda, pena de pagar al Rey mil sueldos" y en un privilegio que le concedió Don Enrique IV en 1461, se manda que dentro del territorio de San Sebastián no pudiesen ejercer jurisdicción cualesquiera jueces extraños, aun los Corregidores, merinos ni sus tenientes.
Otro caso de desunión que podría citarse entre la Provincia y San Sebastián, es que en las luchas que hubo entre Don Pedro el Cruel y Don Enrique su hermano, por los años de 1366, fuera toda Guipúzcoa con éste, con la sola excepción de San Sebastián a la que siguió Guetaria, que formaron en el bando de Don Pedro, y también aparece como un hecho extraño la fidelidad que San Sebastián demostró al Emperador Carlos V, combatiendo contra los Comuneros en 1521, a pesar de los destrozos que causaron en las haciendas y heredades de extramuros, otros elementos de Guipúzcoa a los cuales no quiso unirse.
También es un hecho que puede hacerse constar en este orden de cosas, el que en las luchas de parientes mayores, en las cuales se vieron envueltos todos los pueblos de Guipúzcoa, se mantuviera separado San Sebastián, sin intervención alguna en las guerras intestinas que ardían con motivo de esos bandos, arruinando al país.
Conste que sólo enumero hechos para demostrar que San Sebastián anduvo alejado de la Provincia en muchos casos, como si ambos no representaran intereses comunes y se tratara de gentes no afines, sin que mi ánimo sea aplaudir ni censurar su conducta.
Y este despego y desafección que manifestó San Sebastián con respecto de la Provincia, puede señalarse de igual modo en Fuenterrabía, que siempre se halló mal dispuesta a escuchar la voz de Guipúzcoa, y aunque en contados casos podía haber razones de otra índole para sentirse disidentes, el motivo principal hay que buscarlo, sin duda alguna, en la raíz, en el origen. Se trataba de gentes ditintias que vinieron a medrar entre nosotros, sin que tuvieran interés alguno en fusionarse con los primeros pobladores de la tierra guipuzcoana.
Andando el tiempo, los intereses del gascón y del vasco fueron haciéndose comunes y las relaciones de unos y otros viniero a estrecharse, acudiendo elementos guipuzcoanos de fuera de la población a aumentar el censo de la plaza de San Sebastián, de tal manera que en el padrón de vecinos que se formó el año de 1566, figuran muchísimos más apellidos vascos que gascones, aunque es seguro que muchos que llevaban aquellos apellidos hablaban gascón.
Y sucedió que cuando los elementos procedentes de otros pueblos de la Provincia se vieron en mayoría, en la actual capital de Guipúzcoa, se consideró llegada la hora de que terminara la preponderáncia de elementos extraños en tierra euskara y siguiendo una acción combinada enre la Provincia y los nuevos habitantes de San Sebastián, comenzaron a dictar una serie de disposiciones y Ordenanzas, que hicieron imposible la vida de los extranjeros en Donostía y demás pueblos de nuestro solar, hasta el extremo de que poco a pcoo los fueron anulando para los cargos públicos y expulsándolos del vecindario, para llegar a imponer la voluntad vasca en todo el territorio guipuzcoano.
Claro está que la oposición que se acentuó desde el siglo XVI entre los Reyes de España y Francia, fué el arma poderosa que se esgrimió en la Corte para que las resoluciones de aquí obtuvieran la confirmación debida.
Veremos las medidas que condujeron al fin anhelado, pero primero expliquemos los antecedentes necesarios para la mejor inteligencia del asunto.
Los guipuzcoanos procedentes de los primeros pobladores de España y de este país en particular, se consideran originarios de esta Provincia o sea descendientes de las casas solares de la misma y en este concepto gozaban de la honorable calidad de Hijosdalgo. Consta esta verdad de las fundaciones de las villas en cuyas cartas-pueblas aparece que la mayor parte de los habitantes del país tenía el concepto de Hijosdalgo.
Que los naturales de esta Provincia tenían generalmente tan honrosa prerrogativa se reconoce también expresamente por la ley 38 de las Ordenanzas de la Hermandad del año 1397 en donde se alega que no se podía dar tormento en esta Provincia "porque en la dicha tierra comunmente todos son hijosdalgo". La misma declaración se hace en el cap.º 36 de las Ordenanzas de la Hermandad reformadas el año 1463.
Esta calidad de los guipuzcoanos se halla declarada y ejecutoriada solemnemente en virtud de sentencia dictada por el Rey Don Felipe III en 1608 y 1610.
Se ve por consiguiente que la nobleza de los originarios de Guipúzcoa tiene adquirido el concepto de una verdad legal, que no está sujeta ya a controvérsia de ninguna clase (18).
Pero de tal manera se fué bastardeando esta nobleza por los forasteros que vinieron a la Provincia, que se vió ésta en el caso de tomar providencias, y reunida en Junta en la villa de Cestona el mes de Abril de 1527 dijo: "La experiencia ha mostrado por el concurso de las gentes extrañas que a esta Provincia han venido en los tiempos pasados, entre los cuales se ha publicado que hay muchos que no son hijosdalgo, y por esto y a esta causa los que no están en salvo de la limpieza y nobleza de los hijosdalgo de la Provincia, han tomado ocasión de disputar y traer en lengua nuestra limpieza: Por ende, por quitar aquélla y conservar nuestra limpieza y nobleza que los hijosdalgo de los pobladores naturales de la dicha Provincia tenemos, ordenamos y mandamos que de aquí en adelante en la dicha Provincia de Guipúzcoa, villas y lugares de ella no sea admitido ninguno que no sea hijosdalgo, por vecino de ella, ni tenga domicilio ni naturaleza en la dicha Provincia y cada y cuando alguno de fuer aparte a la dicha Provincia vinieren, los alcaldes ordinarios cada uno en su jurisdicción, tenga cargo de escudriñar y hacer pesquisa a costa de los Concejos y a los que no fueran hijosdalgo y no mostraren su hidalguía, los echen de la Provincia, y que los alcaldes tengan mucha diligencia en los susodicho, sopena de cada cien mil maravedís para los gastos de la Provincia, y si pareciere que alguno por falsa información o de otra manera que no siendo hijodalgo vive en la Provincia que luego que constare sea echado de ella y pierda todos los bienes que en ella tuviere." (19)
Fué confirmada esta Ordenanza por el Emperador Don Carlos y D.ª Juana en Madrid a 13 de Julio de 1527.
Esta fué la disposición fundamental de donde se derivaron después otras más, que anularon por completo la intervención de los elementos forasteros en el manejo de la cosa pública en este país.
Respondiendo San Sebastián a estos sentimientos de la Provincia, tres años después dispuso unas Ordenanzas, que fueron confirmadas por el Emperador Don Carlos V en Ocaña el 10 de Diciembre de 1530, en las cuales se dispuso que ningún extranjero de los reinos de Su Majestad, fuese puesto en ninguna suerte para los cargos de Alcaldes, Regidores y Jurado mayor, que son los más honoríficos y principales de esta república por hallarse en la frontera de Francia y por las continuas guerras que había con aquel reino.
Por la razón indicada aprobó en 1543 dicho Emperador otra Ordenanza, que también fué confirmada por Don Felipe IV en 1644, en que se dispone que ningún natural francés se pueda avecindar jamás, ni morar por vía de vecindad ni residencia en San Sebastián ni en su término y jurisdicción, pena de muerte y pérdida de todos sus bienes.
Siguen al unísono Guipúzcoa y los vascos de San Sebastián, dictando nuevas reglas encaminadas a extinguir la imposición extranjera en la tierra de sus mayores, y mientras la Provincia dicta más enérgicas declaraciones en las Juntas de Fuenterrabía de 1557, en las de Vergara de 1558, en las de Tolosa de 1604 y en las de Deva de 1662 (20), la actual capital de Guipúzcoa obtiene una Real Cédula en 1595, disponiendo que los extranjeros no tuvieran casa cerca de la muralla. Pero por lo visto, todas las disposiciones citadas no fueron bastantes a evitar el peligro que estos elementos ofrecían para la seguridad de la Provincia y de la plaza de San Sebastián, y éstas redoblaron sus energías en servicio del Rey, dictando nuevas Ordenanzas para que ningún hijo ni nieto de extranjero fuera admitido a oficio de paz ni de guerra, aunque hubieran nacido en España.
He aquí cómo se explica la Provincia reunida en las Juntas de Segura el 15 de Mayo de 1687.
"Habiéndose considerado la disposición de la Ordenanza precedente, hecha por esta Provincia en su Junta general de la villa de Deva en declaración de otras antecedentes, confirmadas por Su Mag. en las cuales se prescribe la forma de admitir pedimentos y probar ante los Alcaldes Ordinarios de esta Provincia las hidalguías de los que no son originarios de ella y siendo de fuera de esta Provincia, por decir son Hijosdalgo de sangre, cristianos viejos y limpios de toda mala raza, se quieren introducir en esta dicha Provincia y en el que goce de los oficios honoríficos de paz y de guerra de las repúblicas de ella privativos, de Hijosdalgo notorios y de limpia sangre excluyendo a los Franceses, (aunque sean de las dichas calidades) de esta introducción y goce, y porque a la dicha palabra Franceses, se han dado diferentes inteligencias, sobre quien se diga Franceses, para ser comprendidos en la dicha exclusión y conviene que haya punto fijo y asentado para lo de adelante en materia de tanta gravedad, previniendo con celo del mayor servicio de Su Mag. y conservacion de esta Provincia, los graves inconvenientes que tiene el admitir en el manejo o intervencion del gobierno de ella y de cualquiera de sus repúblicas, a Franceses ni descendientes de ellos, hasta que con el transcurso del largo tiempo se les haya entibiado su natural inclinación con el olvido de sus deudos y correspondencias, de manera que no quede motivo alguno de recelo en la seguridad de esta frontera en las frecuentes guerras entre esta corona y la de Francia, ni en los hijos de esta dicha Provincia la inquietud de ánimos a que les mueve culquiera causa por leve que sea, por la oposición natural que tienen con los de aquella nación; Ordenamos y mandamos que no entren en los ayuntamientos ni goce de los oficios honoríficos de paz y de guerra de esta Provincia, ni de república alguna de ella, los descendientes de Franceses por linea paterna, aunque tengan la nobleza y limpieza de sangre que se requiere, ni para el efecto se admita pedimento de hidalguía que ellos quieran probar ante los Alcaldes ordinarios de esta dicha Provincia, sino solo en el caso en que los mismos pretendientes, sus padres y abuelos paternos por varonía paterna hayan sido y sean nacidos en esta Provincia y continuamente hayan habitado en ella o en otros lugares y provincias de estos reinos de España y no en otra forma, y en este sentido preciso interpretamos y declaramos a perpetuo la exclusión de la palabra Franceses de dicha Ordenanza confirmada para que en adelante se obligue y se cumpla inviolablemente sin embargo de cualesquier decretos antecedentes de esta Provincia y sin embargo tambien de cualesquier leyes de estos reinos, que hablan acerca de los requisitos que son menester para naturalizar en ellos."
Esta Ordenanza fué confirmada por Don Carlos II en Madrid a 8 de Abril de 1688.
San Sebastián siguió el ejemplo de la Provincia y siete años después de la disposición citada, hizo una Ordenanza idéntica (21).
Hubo reclamaciones en contra de esta Ordenanza y el Rey Don Carlos II dispuso por Real Cédula dada en Madrid a 31 días de Diciembre de 1697, que solamente se entendiera para con los extranjeros y sus hijos, pero no para con los nietos, y que este acuerdo de la ciudad de San Sebastián se hiciera extensivo de igual modo a Oyarzun.
Ya se ha visto que en 1688, el mismo Monarca aprobó la Ordenanza provincial en la cual quedaban también excluídos los nietos.
Estas y otras medidas encaminadas al mismo fin, terminaro con la influencia de los gascones en San Sebastián, de donde, al decir de Gamón, desapareció el habla gascona a principios del siglo XVIII.
Así se extinguieron aquellos primeros pobladores que tomaron asiento al pie del monte Urgull, absorbidos por elementos que acudieron de otros pueblos de Guipúzcoa a la plaza de San Sebastián, como se ve claramente en el citado padrón de vecinos de 1566 en donde consta la procedencia de cada uno de los habitantes.
Vinieron los gascones apoyados en el fuero de Don Sancho el Sabio de Navarra, que contenía disposiciones como estas: "Ninguno no siendo navarro sea poblador de la villa a no ser con licencia del Rey y consejo de todos los vecinos." "Ninguno de San Sebastián venga a desafio con hombres de fuera, sino que presente dos testigos, uno navarro y otro frances y si no hallare testigos, preste juramento."
Ya se ve que la tendencia de estos capitulos es anular al guipuzcoano de toda intervención con las nuevas gentes que se apoderaron de San Sebastián, pero al correr de los tiempos variaron de tal modo las circunstancias, que los Monarcas castellanos les privaron de todo predominio por considerarlos peligrosos a su reino, prestando en cambio el máximo apoyo a los naturales de Guipúzcoa que ocupaban sus puestos.
A continuación nos hacemos cargo de los nombres de procedencia gascona que hemos podido recoger en San Sebastián, Fuenterrabía y Pasajes con el significado de varios de ellos (22).
Es probable que algunos de estos nombres no sean gascones, al menos su significado resulta desconocido, pero a pesar de la duda las estampamos por su rareza.
SAN SEBASTIAN
Ayet o Ayete. Se llama así de muy antiguo un lugar que hay sobre San Sebastián, en donde hoy existe una magnifica posesión que sirvió de residencia real. Se desconoce su significación.
Barbasoill o Barbasol. En 1674 se conocía por este nombre una tierra sita entre las casas de Unanue, Amasorrain y Añorga. Aunque soill puede ser palabra vasca, ignoramos que el todo lo sea.
Beloca, se llama en Aldapeta al lugar en donde está el Colegio de los Maristas, de bell-loc "bello lugar".
Embeltrán. Hay una calle de este nombre en San Sebastián. Embeltrán equivale a Don Beltrán, porque em significa don, señor en la lengua de Oc y en todas sus variedades, como se ha dicho al hablar de Engomez.
Todavía se usa en Cataluña y Aragón el título de Moseén, "señor don", dándolo a los eclesiásticos.
Esta calle figura en el padrón de 1566 y sin duda se le impuso tal nombre en obsequio a Don Beltrán de la Cueva, tercer duque de Albuquerque, Capitán general de Guipúzcoa en 1522 (23).
Folia. Véase Mirall.
Landerbaso. Según Gamón se llama así este monte, porpiedad de San Sebastián, que según él significa "bosque de extrangeros", por alusión a los gascones que se apoderaron de este monte con malas artes. Añade, que todavía en su tiempo, los de Rentería llaman a los habitantes de San Sebastián Landerrak eta kaskoyak, "extranjeros y gascones".
Mirall. Llamaban al monte que desde el bocal de Pasajes, sigue hasta San Sebastián, y también llamaban Ulía y Folía (24).
Sierra del Mirall, vemos escrito en 1530, y trece años después se vende una viña en el paraje del Mirall. "La sierra de Mirall, que también se llama Uliamendi ("monte Ulía"), cuando empieza a aproximarse a la ensenada de la Zurriola" (25).
"Al cerro de Ulía le llaman Mirall por una atalaya que en lo antiguo había sobre su cima" (26).
Mirall, Miralles, equivale a Espill, en castellano "espejo". Usase en Cataluña aplicado a lugares altos y de los cuales se domina mucho espacio. Mirall es análogo a "mirar", y resulta un nombre adecuado a la atalaya que había en aquel alto para vigilar la aparición del pescado.
Folia, puede ser Folla, Follar, Folleda, Follio, abundantísimo en la toponimia catalna, y se llama así al terreno formado de roca esquistosa, por que se presenta en forma de hojas o fules en catalán.
Ulia y también Olia, hállase en Cataluña aplicado en la más antigua toponimia a un monte, Mont-Oliu, de significado desconocido.
Merquelin. Casa solar en San Sebastián. Desconocido.
Miramon o Miramont, casa solar en San Sebastián. Podría ser el gascón Marimón. Desconocido.
Mont-pas. Hay en Cataluña Mal-pas o sea "paso mayor". Montpas es el "paso del monte".
Morláns. Se llama el terreno en donde se halla el primer manantial de agua que se condujo a San Sebastián. Morlá es nombre toponímico catalán del cual es plural Morláns, que también es apellido. Su significado es desconocido.
Narrica. Nombre de una calle de San Sebastián. Narrica en el idioma gascón, equivale a D.ª Enriqueta, porque Na en gascón significa Doña y señora, Y Rica significa Enriqueta (27).
Ignoramos quién pudiera ser esta señora de quien tomó nombre la calle.
Polloe, Pollón, se llama al terreno en donde está enclavado el actual cementerio de San Sebastián. Se ignora su significado, como no provenga de Poll y Pollet, nombres de los pollos cuando salen de la cámara.
Primaol. Había una casería de este nombre en San Sebastián en 1564. Desconocido.
San Melet, parece que se hallaba hacia la Herrera. Desconocido.
Ulía. Véase Mirall.
Urgull, Orgull o Urgullus (28), se denomina al monte en donde se halla todavía el castillo de la Mota (29), llamado a desaparecer pronto.
El nombre Urgull, Orgull o Urgullus, ha sido objeto de investigaciones y estudio más de una vez y recordamos que el distinguido profesor Alemán Doctor Joh Fungfer, pregunto por el significado de este nombre en dos ocasiones distintas, y que en la prensa donostiarra se han hecho incitaciones para que se publique su oriundiez sin que ninguno se haya ocupado, que sepamos, en dar satisfacción a los estudiosos.
En Cataluña hay un pueblo llamdo Montargull, o Mont-argull, de gran parecido, como se ve, a Monturgull o Monte-Urgull de que nos ocupamos, y veamos cómo explica su etimología el Presbítero Don Juan Segura (30), para deducir por analogía el origen de la voz que nos interesa.
Del nombre Hércules, dice, se derivan en latín Herculeus o Herculius, que en lengua castellana se dice Hercúleo.
Herculius en gascón se dice Hercull o Hergull y en Cataluña hay dos pueblos llamados Montargull, que es Mont-Hergull, Mont d'Hergull.
De esta palabra Herculius han hecho, según esto, los gascones de San Sebastián, Mont-Urgullus, que sus sucesores han convertido en Monte-Urgull, que equivale a Monte Hercúleo, monte fuerte.
Ya se sabe que Hércules era una deidad griega, el Dios de la fuerza, y esta sería la razón que les guió, sin duda, para imponer su nombre a la fortaleza que había de servir de guardián a San Sebastián.
Tmbién se conocen en la ciudad algunos apellido antiguos que pudieran proceder del gascón. Jamar o Jaimar, que pudiera ser Jaumar, apellido muy antiguo y muy catalán de significado desconocido.
Engomez. De él nos hemos ocupado nates.
Estor como Ostor, son variantes arcaicas de la voz catalana Astor, que es el ave "azor".
Sansusi, desconocido.
FUENTERRABIA
Probablemente el nombre actual de Fuenterrabia, es adulteración de aquellas gentes. La primera vez que aparece el nombre de esta población, es en la carta-puebla concedida a San Sebastián por Don Sancho el Sabio de Navarra entre 1150 y 1194, y se escribía Ondarribia. Sin duda alguna sus componentes eran "Ondar" "ibia" "vado del arenal", pues así lo es en baja mar, pudiéndose vadear perfectamente el Vidasoa al frente de Ondarribia. De Ondarribia, Hondarribia, hicieron Fonterrabía, según aparece en la carta-puebla concedida por Don Alfonso VIII en 1203, Fontarrabía luego en varios documentos y ahora se le denomina Fuenterrabía.
Argelot. Así se llamaba al terreno que el Ayuntamiento de Fuenterrabía concedió a los PP. Capuchinos el año 1663 para levantar el Convento.
Argelot, preséntase como derivado de Argelaga, planta que en castellano llaman aliaga. Existe en Gerona el lugar llamado Argelaguer, que equivale a "aliagar" o sitio poblado de aliagas. Igual signifiación puede tener Argelot "argomal".
Gorgol. Había una calle de este nombre, que era la actual del "Pintor Echenagusía". Apellido muy usual en Cataluña, es Gorgol en catalán forma diminutiva y pudiera ser un derivado de Gorga, voz del mismo idioma que equivale a "garganta o desfiladero". Ignoramos quién pudo ser el Gorgot que figuraba en el nombre de la "Calle de Fuentes y Gorgot".
Higuer o Figuer. Se llama así la punta o cabo de Fuenterrabía. Hay quien cree que este nombre viene del vascuence Iguer o Iger, paraje seco, descarnado, y otros que del castellano Higuera, lugar de árboles silvestres de esta especie.
El gascón puede también tomar parte en este pugilato, porque Higuer o Figuer es abundantísimo en Cataluña, como se ve en Figueras, etc., pero no significa en toponimia el árbol figuera o higuera, sino muros o paredes fuertes, fijas o firmes. Verdaderamente la voz milenaria parece ser fiqueras con sonido de k no de gu, como se le ha dado después al perderse su significación.
A juicio de M. Gavel Higuer que los franceses traducen cap figuier, es forma de antiguo gascón, pues en el estilo moderno hubiera desaparecido la r final.
El cabo Higuer es una punta de monte que entra en el mar, completamente peñascoso, como el terreno que le rodea, y sin vegetación alguna. En el contorno se ven algunas higueras silvestres.
Montaot o Montaut. De la casa solar y torre de este nombre, salieron personajes de renombre, que aparecen emparentados con los Engomez de San Sebastián desde 1491. Evidentemente es Mont-all o sea "monte alto".
Pampinot es el nombre de una calle de la histórica ciudad. Desconocido.
PASAJES (32)
Arriba la monta, llaman todavía los de Pasajes de San Juan a la escalera de subida que hay al contacto del solar en donde estuvo la torre vieja de San Pedro.
Borsa o Bursa. Ensenada en Pasajes. Hoy en catalán sería bolsa, pero no es voz toponímica.
Cai de puyo a un terreno inmediato al mar en las cercanías de la parroquia de San Juan.
Conde Masti, Codemaste, Cob de Maeste (1711) Codamasti (1749). Era una ensenada que se hallaba enfrente del castillo de Santa isabel.
El Marqués de Seoane en "Navegantes guipuzcoanos", pág. 72 dice que había astilleros en Torre-atzia y Conde Masti, que era contracción de "code del mástil".
Según Gamón las carenas de las embarcaciones se efectuaban en esta ensenada por el lado de Fuenterrabía para cuya operación dejaban en seco la nave, dándole fuego con helechos que los gascones llamaban Homb.
Herrera. Se llama así de muy antiguo al brazo de mar y terrenos inmediatos que había que atravesar para pasar de Alza a Pasajes.
En Cataluña, y sin duda entre los gascones es Ferrera y castellanizado Herrera. Es un derivado de Ferre o Ferro, hierro, y acaso provenga de alguna ferrería que hubiese en aquellos lugares.
Mal-vernet, llamaban a un terreno sito en Molinao, como se verá después.
Mal mala, usadísimo en Cataluña, denotando predominio o mayoridad. Puig-mal o Mala-eta, las dos cumbre mayores del Pirineo. Vern, significa "abedul o aliso" -altza en vascuence-, y según esto, el todo Mal-vernet sera "alisal en lugar predominante".
Molinao en jurisdicción de Alza, limitando con Rentería.
El Ayuntamiento de San Sebastián, al cual pertenecía Alza en aquel tiempo, reunido el 10 de Junio de 1528, teniendo presente la necesidad que se sentía en la entonces villa de hacer molinos para moler las ceberas, y en la imposibilidad de levantarlos por su cuenta por carecer de recursos, acordó sacar en almoneda los lugares en donde podían levantarse, y uno de ellos era "cabe Molinao", que es un lugar llamado Maubernet, que Lizaso escribe Malbernet (33).
Se ve, pues, que en esta fecha existía un molino o más en Molinao, a juzgar por el nombre de este lugar, y se trataba de levantar otro.
Según opina Mr. Gavel, la forma antigua gascona de Molinao es Molin con el sufijo ab que normalmente se transforma en au que aquí tendría un valor locativo, "lugar donde hay un molino o varios molinos". Hay otra manera más simple de explicar este nombre, que es molin-nau o moli-nau, "molino nuevo". Esta le parece la más razonable. La transformación de au en ao, estima que es una castellanización muy usual, análoga a la que se encuentra en otras palabras tomadas del francés meridional, donde una u en diptongo final se convierte en o, como Burdeos y Manteo, del francés meridional Manteau, Bordeaux.
Igual cambio cree que se ha operado en Bornao, localidad aragonesa que debe interpretarse como una forma antigua Borg-nau, es decir, Bourg-nuevo.
Pasajes. Dice Gamón que los gascones cambiaron el nombre del puerto de Oiarso para llamarle de Pasage, que en lengua francesa y gascona, significa lo mismo que en la lengua española.
Ya hemos visto que Pasajes, significa Puerto.
Pontica. Casa y paraje en Rentería. Al parecer forma diminutiva derivada de Pont "puente".
Port de la Borda, llamaban a una ensenadita, situada bajo la casa solar de la Borda, después llamada Borda-aundia, donde se hizo un astillero Real, llamado de Lezo, entre la casa "Borda la borda" y los molinos de "Borda-aundia". Sin duda querían decir "Puerto de la Borda", es decir, puerto cercano a la casa o molino de la Borda.
Port de Lazón, era otra ensenadita existente bajo la iglesia de Lazón o Lezo.
Port de la plat, era la ensenada llamada después "de la Herrera", y también se denominaba así al monte colindante. Port, lo mismo que puerto, es el puerto de mar o paso entre montañas.
Pumarquer, llamaban a una peña del monte Mirall, bañada del mar, después de la entrada del puerto de Pasajes. Pu-marguer es Puy-marguer o bien Puig-marguer, que de ambos modos se pronuncia el "pueyo" aragonés o el "otero" andalúz: marguer es lugar de la piedra llamada marga, cuyo nombre es vulgar en Cataluña.
Punta de Pumuraque, junto a la ensenada de la Borsa. Así se dice en el informe de Villalobos y parece que debía estar hacia la entrada del puerto.
Pumeraque podía ser Pumeraguer. Pomerar es "manzanal" en catalán: pomeraguer, puede denotar la misma idea, aunque no se usa. En cambio se halla en argelaguer por argelar "argomal", que en este caso no se emplea.
Fuente de Quer, cerca del puerto de Pasajes. Abundantísimo es el Quer en Cataluña con el significado de "roca maciza". Quer all, Quer-agul, Dos-quers, etc. La r final no se pronuncia en catalán, aunque sí en valenciano.
Aquí termina la lista de los nombres gascones que hemos podido recoger.
No hay duda que más de uno se habrán escapado a nuestra investigación, pero con lo dicho hay bastante para demostrar su procedencia gascona y la estancia de los gascones en los tres pueblos indicados de San Sebastián, Fuenterrabía y Pasajes.
(1) "Investigaciones históricas de Rentería", escrita a principios del siglo XIX. Obra inédita.
(2) "Diccionario geográfico-histórico de España", tomo I, pág 344, y tomo II. pág. 320, año 1802.="Historia de la ciudad de San Sebastián", pág. 67.
(3) Pueden verse en la "Rev. Intern. de Estudios Vascos", el tomo II, pág. 76, tomo IX n.º 1; tomo X, n.º 1 y tomo XI n.º 1, correspondientes a los años de 1908, 1918, 1919 y 1920.
(4) Conviene tener presente que Guipúzcoa se hallaba unida a Castilla desde el año 1200.
(5) Conviene advertir que durante el reinado de Don Sancho (1150 a 1194), se hallaba Guipúzcoa unida a Navarra.
(6) Gacetillas históricas, por D. Arturo Campión, "Rev. Intern. de Estudios Vascos", año IV, n.º 3, Julio-Septiembre de 1910, pág. 313.
(7) Mr. Pierre de Iturbide en la "Rev. Internac. de Estudios Vascos", tomo XI, n.º 1, del año 1920.
(8) "Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra", año 1919, número 3.
(9) "Noticia de las cosas memorables de Guipúzcoa", por D. Pablo Gorosábel, tomo IV, pág. 150.
(10) "Investigaciones históricas de Guipúzcoa", pág. 95
(11) "Historia de Guipúzcoa", tomo II, pág. 91.
(12) Queremos dejar consignado aquí nuestro agradecimiento al venerable anciano D. José Joaquín de Otaegui por la eficaz ayuda que nos ha prestado en recoger en su pueblo de Pasajes de San Juan los fragmentos de un lenguaje degenerado, que sin duda conserva restos del gascón que aquí se habló.
(13) Isabel García, niña de 13 años.
(14) Véase la "Historia de San Sebastián", por el Dr. Camino, págs. 214 y 215 y un artículo mío titulado "El Obispado de Bayona con relación a los pueblos de Guipúzcoa", en la "Rev. Internac. de Estudios Vascos", tomo VIII, n.º de Abril a Junio de 1914.
(15) "Memoria acerca del origen y curso de las pesacas y pesquerías de ballenas y bacalaos...", por Don Nicolás de Soraluce.
(16) "San Sebatián era en aquellos tiempos un pueblo esencialmente marítimo y vivía de los recursos que le producía el mar. Y por ello se contaba siempre con el auxilio de los marinos de San Sebastián para toda empresa naval que acometieran los Reyes de Castilla. El valor, la intrepidez y la destreza de los marinos guipuzcoanos y de los de San Sebastián en particular, contribuyeron en todas las grandes proezas de la Marina Española en la Edad Media".=Investigaciones históricas referentes a Guipúzcoa, pág. 97, por Don Carmelo de Echegaray.
Don Pablo de Alzola con referencia a la calle de los Esterlines de San Sebastián, dice que los vascongados tenían en los siglos XIV y XV factorías en Flandes, Inglaterra, Escocia, Alemania y Francia, manteniendo muy activas relaciones mercantiles con los Anseáticos o Esterlines, que monopolizaban entonces el tráfico de los países del Norte, y como San Sebastián era por su mayor antigüedad, respecto de Bilbao, el centro de contratación más importante de la costa cantábrica y la plaza más frecuentada por los teutónicos, tendrían éstos a su vez alguna lonja y hospederías en la "Calle de Esterlines" de la vieja Donostia, derivándose su nombre de esta circunstancia.
(17) "Diccionario geográfico...", etc., de la Academia, tomo II, pág. 325 y "Diccioario geográfico...", etc., de Don Pablo Gorosábel, pág. 457
(18) "Noticia de las cosas memorables de Guipúzcoa", tomo I, pág. 288.
(19) "Fueros de Guipúzcoa", tít. XLI, cap. II.
(20) Aquí se manda que los Alcaldes de la Provincia puedan conocer en las causas de hidalguía de todos los naturales de España, pero no de Franceses. Estos debían traer ejecutoriada la hidalguía en alguno de los tribunales de su Mag.
(21) En esta Ordenanza acordada el año 1695, se hace referencia a las dos anteriores y se dice entre otras cosas; "por ambas Ordenanzas y leyes municipales formadas con maduro acuerdo y premeditación y tan justo motivo y fin de la mayor seguridad de esta plaza se dió suma providencia para total exclusión de franceses y de otros extranjeros de estos reinos habiendo sido la mente y deseo de esta ciudad, sus vecinos hijosdalgo como tan fieles vasallos de S. Magestad, al tiempo de la formación de dichas Ordenanzas de excluir no solo a los mismos extrangeros, sino tambien a sus descendientes de los actos y oficios honoríficos de esta República por motivos superiores del Real servicio y por la experiencia que hasta entonces se tuvo como al presente se tiene de que regularmente los extrangeros envian a sus hijos, siendo de tierna edad a los países de donde tienen su origen y descendencia para que no la olviden y sus parientes los conozcan, aprendan la lengua paterna y costumbres el país y se introduzcan en las comisiones de sus negocios y comercios, y los tales hijos de extrangeros vuelven a esta ciudad y otras partes de estos reinos y llevados de su natural inclinación son en todo extrangeros como sus padres, sin embargo de haber nacido en estos reinos, y tales que ni de ellos ni de otros de esta ciudad, no se puede tener la confianza que se debe en materia tan grave y de tanta consecuencia e importancia al servicio de S. Magestad, como es la de fiarles las llaves de esta plaza, la custodia y seguridad de las fortalezas de dicho lugar y puerto del Pasage, ni los negocios que con tanta frecuencia se ofrecen tocantes al real servicio en el Ayuntamiento de esta dicha ciudad, por cuya causa y ser esta plaza..... más importante y la que más convenía a su Real servicio que estuviese más segura y resguardada, repitiéndose estas y otras circunstancias de grande honor en repetidas Cédulas Reales, no es justo que a semejante gente se confieran oficios honoríficos de tanto peso, cuidado y gravedad. Y porque pudiera suceder que algunos hijos o nietos de los dichos extrangeros con el pretexto de ser nacidos en estos reinos de Castilla, valiéndose de la disposición de las leyes reales de ellos y del derecho comun pretendiesen no comprenderles la dicha primera ordenanza y ser admtidos al goce de dichos oficios honoríficos que sería de suma mortificación y desconsuelo a esta dicha ciudad y sus vecinos caballeros hijosdalgo, respecto de que vulnerándose la dicha Ordenanza.... y dándose lugar a que semejante gente entrase al goce de empleos tan lustrosos que se deben conferir a personas de la mayor confianza pudieran resultar graves inconvenientes al real servicio y a la segunda de esta ciudad y su presidio y para evitarlos continuando su grande amor y celo al mayor servicio de Su Mag..... establecían por Ordenanza y ley Municipal inviolable que de aquí adelante ningún extrangero de los reinos de Su Mag. católica..... ni ningun hijo de extrangero ni nieto sea admitido a los Oficios honoríficos de paz y de guerra de esta ciudad y su gobierno político ni entrar en sus juntas y ayuntamientos aunque el hijo y nieto de los tales extranjeros sean nacidos en esta ciudad o en los reinos de Castilla....." Todas estas Ordenanzas pueden verse en la "Colección de documentos históricos del Archivo Municipal de San Sebastián", por Don Baldomero Anabitarte.
(22) Tenemos verdadera complacencia en dejar consignado, que gracias a la ilustración de Don Francisco Carreras y Candí, de Barcelona, Presidente del Ateneo Barcelonés y autor de varias obras meritísimas, que ha atendido nuestros deseos con exquisita amabilidad, que le agradecemos muy vivamente, podemos ofrecer a nuestros lectores el concepto etimológico y la significación de algunos de estos nombres.
(23) Vón de algunos de estos nombres.
(24) Véase "Las calles de San Sebastián", por Don Serapio Múgica.
(25) "Historia de San Sebastián", por el Doctor Camino, pág. 299.
(26) "Diccionario geográfico", de la Academia, pág. 321.
(27) "Diccionario geográfico", pág. 245.
(28) Puede verse "Las calles de San Sebastián".
(29) En el "Compendio historial de Guipúzcoa" del Doctor Isasti, escrito en 1625, pág. 505, se dice que los franceses llamaban Urgullus a este monte.
(30) Mota es lo mismo que alto o altura, y decir castillo de la Mota, tanto vale como decir castillo del alto. Hay varios puntos en España que llevan esta denominación, entre ellos el castillo de la Mota de Medina del Campo, construído por los Reyes Católicos.
(31) "Al Veu de Montserrat" del 23 de Noviembre de 1895.
(32) Aquí también van apuntados algunos nombres de Alza y Rentería.