Autor: Tusquets, Juan, (autor)
Título: Masonería y separatismo / Juan Tusquets.
Serie: Ediciones antisectarias ; 4
Notas: 1a ed
78 p. ; 19 cm
En portada: (Conferencia pronunciada el día 28 de febrero de 1937, en el Teatro Principal, de San Sebastián, texto revisado y completado por el autor). -Indice
Editor: Burgos : Ediciones Antisectarias, 1937.
Materias: Masonería--España--Estudios, ensayos, conferencias, etc.
Nacionalismo--España--Estudios, ensayos, conferencias, etc.
CDU: 061.236.61(460)(04)
323.17(460)(04)
Localizacion Sign.Topografica Situación
FONDO DE RESERVA C-235 F-11 No prestable
EDICIONES ANTISECTARIAS- VOLUMEN IV
Director: J. Tusquets
JUAN TUSQUETS, PBRO.
MASONERÍA
Y SEPARATISMO
(Conferencia pronunciada el día 28 de febrero de
1937, en el Teatro Principal, de San Sebastián.
Texto revisado y completado por el autor).
1.ª EDICION
30.000 ejemplares
EDICIONES ANTISECTARIAS
APARTADO 98 – BURGOS
1937
EDICIONES ANTISECTARIAS
La finalidad de estas Ediciones es puramente patriótica y en modo alguno partidista. En ellas colaborarán personalidades de diversas ideologías, pero no figurará ni un autor dudosamente adherido al Régimen, ni una idea que no contribuya a defener las normas que para España va dictando S. E. el Generalísimo Franco.
Propagar estas Ediciones es un deber de todo buen español. Sobre todo, hay que difundirlas entre los soldados y las milicias, para ir formando la conciencia colectiva de la Nación y hacer obra de sólida cultura popular. Los que posean la colección completa tendrán con ello un preciso archivo de datos muy depurados acerca del glorioso movimiento nacional, y un verdadero arsenal de documentos para sembrar las buenas ideas en España y en el Extranjero.
Los primeros tomos de “Ediciones Antisectarias”, algunos ya publicados y otros en impresión o en preparación, serán los siguientes: La Francmasonería, crimen de lesa Patria,-El Terro Rojo en Cataluña,-España, vendida a Rusia,-Masonería y Separatismo,-El Judaísmo,-Escándalos de la Masonería,-La Epopeya del Alcázar,-Calvo Sotelo,-El Terror Rojo en Andalucía,-Vida oculta de la Masonería,-La Masonería y el Obrero,-etc.
“Ediciones Antisectarias” están en relación con otros centros análogos del Extranjero y traducirán o adaptarán oportunamente obras de resonancia mundial.
REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:
APARTADO 98 – BURGOS
MASONERÍA
Y SEPARATISMO
EDICIONES ANTISECTARIAS- VOLUMEN IV
Director: J. Tusquets
JUAN TUSQUETS, PBRO.
MASONERÍA
Y SEPARATISMO
(Conferencia pronunciada el día 28 de febrero de
1937, en el Teatro Principal, de San Sebastián.
Texto revisado y completado por el autor).
1.ª EDICION
30.000 ejemplares
EDICIONES ANTISECTARIAS
APARTADO 98 – BURGOS
1937
CON LAS DEBIDAS LICENCIAS
ES PROPIEDAD
HIJOS DE SANTIAGO RODRÍGUEZ, EDITORES :: BURGOS
Primera Parte
La Masonería, constructora de la Historia
SALUTACIÓN
Excelentísimos señores, señoras y señores (1):
Después de corresponder a la cordial y patriótica presentación del director de La Voz de España, y de saludaros a todos y agradecer a las dignísimas autoridades su asistencia, realce de este acto, quiero concretar el espíritu, el estado de ánimo, con que vengo a dirigirios la palabra.
No vengo a adularos. No quiero ganarme vuestra simpatía lisonjeándoos. Por temperamento, por dignidad sacerdotal, me ha repugnado siempre emplear estos medios. Y además, habrá habido en mis campañas sus defectos, sera modestísima mi personalidad; pero es un hecho, que, en circunstancias críticas, peligrosas, me he sumado a los que decían la Verdad. Sería paradójico, por consiguiente, que hoy, cuando España avanza triunfante por los caminos que nosotros vislumbramos y las sectas y los partidos por ellas mediatizados se hunden en el abismo del fracaso o del olvido, nosotros, los que hemos proclamado la Verdad contra viento y marea, empezásemos a titubear y abrir brecha en nuestras posiciones.
No vengo a adularos, lo repito. Pero, al mismo tiempo, he de afirmar, con toda la sinceridad de mi alma, que no vengo a ofenderos. Líbreme Dios de causar molestia al legítimo amor que la mayoría de vosotros sentís por esta tierra vascongada, que os vió nacer y que meció vuestra cuna con sus tiernas baladas de amor y de guerra. Aunque quisiera, me sería imposible. Imposible, porque soy catalán. Más imposible todavía, porque soy español.
No he de ocultar que soy catalán. No es exacto, como cree el público español –y perdonad este matiz familiar al principio de nuestra conversación- que yo pertenezca a una orden religiosa, ni que peine canas, ni que haya llegado a dignidades que la gente me atribuye, ni que los masones hayan intentado asesinarme más de cuatro veces. Es indudable, en cambio, que soy catalán por los cuatro costados, ya que mis dos abuelos y mis dos abuelas fueron barceloneses y en Barcelona nací, he luchado y tengo buena parte de los míos. Todos los catalanes, sin distinción de partidos, nos distinguimos por amar entrañablemente a nuestra región, en lo cual no hay crimen, mientras este amor permanezca muy por debajo del que debemos a España. Y por lo tanto, en mi calidad de catalán, comprendo perfectamente el sentimiento vasco, siempre que no degenere en separatismo, y no puedo ofenderlo, porque si tal intentase, me ofendería, me contradiciría a mí mismo.
Mas ¿para qué alegar cualidades regionales? ¿Puede un español, que sienta profundamente el espíritu nacional, soñar en inferir ofensas, por livianas que fueren, a las Vascongadas en general y particularmente a San Sebastián, esta ciudad, ventana por la que todo España se asoma al mar Cantábrico; ventan que tiene por barandilla el puente maravilloso de su ría y por flores las de sus múltiples jardines y la flor de sus olas espumosas; ciudad pulquérrima, ciudad internacional por excelencia, que debe ciertamente ese aspecto de urbe singular y perfecta al amor que España ha sentido por su simpática acogida, por sus innegables bellezas? No temáis que ofendan a San Sebastián los españoles bien nacidos. De los separatistas, de los masones, de los que sirven tenebrosas maquinaciones internacionales, debéis más bien temer el ataque, la injuria, la explotación inicua y fría.
TEMA DE LA CONFERENCIA
Desvanecido ya cualquier prejuicio sobre mis intenciones, quisiera perfilar el tema de mi conferencia, que deseo tenga carácter de lección, de cambio de impresiones, para que de ella deriven consecuencias firmes y prácticas, y en la que procuraré ceñir la frase, soslayar la elocuencia, para que mis datos, algo duros por sí mismos, no falten a la justicia, ni ultrajen la caridad.
Pretendo lo siguiente: Demostrar que la Masonería logra, con medios muy sencillos, ingenuos al parecer, enormes resultados. Como base y guía en mis asertos, debo vulgarizar algunas ideas fundamentales sobre las pretensiones de la secta y acerca de algunos de sus procedimientos típicos. No agotaré el tema. Es inmenso el piélago de la habilidad, de la marrullería masónica. Sólo diré aquello que va a encontrar, en la parte histórica de mi conferencia, su más sorprendente confirmación documental. Y lo diré, no exclusivamente con objeto de pintar a lo vivo los daños que la Masonería, poniendo los intereses particulares o internacionales por encima de los del país, nos ha deparado, sino para que esa táctica masónica incline a los católicos a ser prudentes y a los españoles a ser perspicaces.
Todos sabéis que la Francmasonería moderna nació, en Inglaterra, por los alrededores del año 1717. ¿Qué hecho motivó su aparición? Existían, desde muy antiguo, en Inglaterra, como en todo Europa, multitud de organizaciones de índole secreta, y entre ellas sobresalían las de los masones o constructores, que se transmitían, de generación en generación, los secretos del arte real de “edificar”, ese arte que ha producido la maravilla de las catedrales góticas y el prodigio de las casas comunales. Existían, también, asociaciones gremiales de constructores, cobijadas por las sombra amable de catedrales y monasterios, con su santo Patrono, sus banderas religiosas, sus festividades tradicionales y su cariñosa formación profesional. Pero, cumpliéndose una vez más la ley histórica de ser los peores enemigos de la Iglesia sus sacristanes y de los nobles sus criados –slavando, claro está, innumerables y honrosísimas excepciones-, buena parte de los constructores de templos y palacios respiraban profundo espíritu revolucionario y se agrupaban, como digo, en logias oculstas que a su índole profesional añadían ritos misteriosos, secretos, cuya revelación se pagaba muy caro, y un vago e incipiente espíritu de rebelión contra las tradiciones cristianas y contra la nobleza más linajuda. Pero, estas sociedades, como las demás sociedades secretas, no eran todavía la Francmasonería actual.
Un hecho, muy simple en apariencia, fecundó estas sociedades de constructores libres, que esto significa francmasón, y las convirtió en el núcleo dirigente, en el fermento, de las demás sociedades ocultas, al engendrar la Francmasonería. Este hecho –que ya veo atrae vuestra curiosidad- fué el permitir que ingresasen en las logias de constructores los constructores intelectuales, la panteísta, la positivista, la orgullosa y dominadora intelectualidad inglesa de principios del siglo décimoctavo. En tal instante, germinó una nueva idología en las logias, se transformaron sus símbolos enriqueciéndolos con ritos extraidos de la kábala y dándoles un sentido filosófico que nunca habían tenido y surgió en la Historia universal un factor que había de influir decisivamente en sus etapas modernas y producir la borrasca contemporánea: El poder oculto, habilidoso, metódico, de la Francmasonería.
PRETENSIONES DE LA MASONERÍA
La entrada en las logias inglesas de los intelectuales y entre ellos de Anderson, Desaguliers, Payne, y Sayer, cambió, por completo, el objetivo de las mismas. Los masones ya no se preocuparon de construir edificios. Quisieron construir nada menos que la Historia universal, aunque subsidiariamente no renunciasen a construir edificios propiamente dichos, ya que toda revolución acarrea la destrucción de templos y monumentos y la edificación de otros que los substituyan.
¡Crear la Historia! Es una tarea que Dios se ha reservado. Dios, no sólo crea las naturalezas materiales y los seres libres. Dios, respetando la libertad humana, la libertad angélica y hasta cierto punto la misma diabólica, se complace en crear el magno poema de la Historia. Es su obra capital, su obra cumbre, la que impresiona más a todo espíritu reflexivo. Los hombres contamos historias, colaboramos a hacer la historia individual y colectiva, pero Dios, su providenci, la crea, y por eso, vascos amigos, Dios y nadie más levanta a los pueblos o los hunde. Se ha dicho que la Historia es Maestra de la Vida. ¿Cómo no iba a serlo, si es la lección divina por excelencia? La Historia, creada por Dios, enaltece y castiga. La Historia prepara la llegada de Jesucristo, detiene su empuje soberano con un manso respirar de paz cuando nace, en Belén de Judea, el Hijo de Dios encarnado, y luego propaga pro todo el orbe la doctrina y el imperio moral del Redentor.
Ante Dios, creador de la Historia, los hombres de buena voluntad y especialmente la Iglesia Católica, adoptan la única actitud sensata: colaborar dócilmente a la obra divina, otear sus derroteros, secundar sus planes, pedir su luz y su apoyo. Así ha obrado nuestra España en sus siglos heroicos e imperiales. Sin tener en cuenta este sentido español de cooperar a la creación histórica, con ánimo rendido y apasionado, las gestas de nuestos mayores, los jalones de nuestra conquista casi universal, serían un contrasentido, un formidable y temeroso enigma.
He aquí que los masones, en Inglaterra, a principios del siglo décimoctavo después del nacimiento de Jesucristo, van a tomar una actitud novísima. Enorgullecidos por los avances de la ciencia, ofuscados por una filosofía errónea y materialista, impulsados por el frenesí imperialista del gran pueblo inglés, movilizados acaso por los sanedrines judaicos, se negarán a colaborar con Dios, se proclamarán como dioses y emprenderán la tarea de crear por su cuenta y riesgo la Historia. Una Historia, claro está, íntimamente unida al poderío británico. Y, por todo ello, muy anticristiana y muy antiespañola.
DEMOSTRACIÓN DOCUMENTAL DE ESTAS
PRETENSIONES DE LA MASONERÍA
Como no quiero que se me crea por mi sola palabra, voya comprobar documentalmente mi aserto. Y lo haré, sirviéndome de un documento que haya estado en manos de todos, absolutamente todos, los masones de España, para que ninguno de éstos pueda alegar ignorancia. Porque yo me complazco en estrechar entre mis brazos de sacerdote y de patriota al masón arrepentido, y yo siento una lástima profunda por el masón obsesionado; pero experimento una repugnancia instintiva hacia el masón que se las da de ingenuo y que viene a relatarnos que ingresó en la secta desconociendo sus ocultas y subversivas finalidades. Lo que voy a citar no lo ignora ningún masón de España. Todos los textos pertenecen al Ritual del Aprendiz, y como el grado de aprendiz es el más ínfimo de todos, nadie hay en las logias que no haya pasado por sus ceremonias y que no lo conozca al dedillo. Por otra parte, ese Manual del Aprendiz, aceptado así por el Gran Oriente Español como por la Gran Logia Nacional de España, pertenece al rito escocés, el cual es muy acreditado, quizá el más antiguo de todos los ritos y sin duda alguna el más extendido y el que mejor refleja el espíritu de la Masonería.
He aquí lo que dice en cuanto a la construcción masónica de la Historia:
“Los masones nos proponemos construir un templo suntuoso en honor al Gran Arquitecto del Universo: todos somos obreros laboriosos para llevar a cabo la obra común; todos trabajamos bajo la dirección de un hábil artífice y labramos las durísimas piedras que han de formar en su día soberbias columnatas, bóvedas atrevidas, artísticas balaustradas, sorprendentes artesonados, tallas magníficas, afiligranadas y bellas esculturas.
En ese templo grandioso ha de congregarse algún día la Humanidad, estrechamente unida por el amor que hace hermanos a todos los hombres, y sólo entonces podrá el masón desceñir el mandil de su cintura, exclamando: “Ha terminado nuestra obra.”(2)
Y que esta reforma universal, esta construcción de una sociedad nueva, ha de verificarse bajo normas del todo opuestas a las que ha observado el Catolicismo al fundar y conservar la civilización cristiana, lo dice paladinamente el Venerable Maestro al candidato:
“Antes de seguir el curso de nuestra iniciación, mi deber de caballero y hombre honrado me ordena advertiros, sin comentario alguno, que los masones estamos excomulgados por los Pontífices de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Si este hecho puede pesar en vuestra conciencia y determinar el arrepentimiento de haber solicitado ser masón, decidlo y será respetada la decisión vuestra. En este caso, saldréis de este recinto como habéis entrado, sin que hayáis conocido a los que os escuchan y sin que ninguno revele jamás que habéis estado en este sitio.”(3)
PROCEDIMIENTOS PARA CONSTRUIR LA HISTORIA
No voy a entretenerme describiendo los varios y eficaces métodos y ardides que emplea la Masonería para conducir por el cauce que más le interesa el curso de los acontecimientos. Sólo voy a ocuparme de tres aspectos muy importantes y muy relacionados con nuestro tema: los planes de la Masonería, su secreto y su liberalismo.
Cuando la secta decide cambiar una realidad histórica –regional, nacional o internacional-, empieza por elaborar maduramente un plan minucioso, que consta por lo general de tres partes: estudio de la realidad de que se parte, análisis del objetivo a que se tiende (o sea de la deseada transformación social), y descripción de las etpas que será forzoso recorrer para llegar al objetivo desde el lejano punto de partida. Ejemplos de estos planes se halla en casi todas las logias. En esta misma ciudad de San Sebastian, se ha encontrado un formidable plan para acentuar el socialismo en la República Española. Leyólo en la Logia Altuna, número 15, el hermano Prometeo (nombre simbólico), el día 15 de diciembre de 1933. En primer lugar, inspirándose en Spengler, describe la crisis que amarga la existencia de la sociedad contemporánea. Luego, siguiendo al filósofo judío Marx, hace notar que “el materialismo histórico es el móvil principal de las sociedades humanas”, y muestra los puntos de contacto y las discrepancias entre dicho materialismo y el concepto masónico de la sociedad. A continuación, expone con muchos pormenores y no escasa perspicacia el estado y los probables derroteros de la República Española y deduce de todo ello que “a los masones nos conviene dirigirla parsimoniosamente hacia el socialismo”. Por fin, señala las principales etapas del camino; hay que emprender la marcha –dice- “con paso sereno, pero decidido”. A base de estos planes, o planchas, confecciona y fija la Masonería sus grandes planes de conjunto que por lo muy reflexionados y por surgir de un detenido e inmediato estudio del ambiente social, tienen ya probabilidades de triunfar.
Arma formidable para el logro de estos propósitos es el riguroso secreto que pesa sobre sus miembros y cuya transgresión se castiga con crueles venganzas. En este mundo charlatán, saturado de actividad superficial, la Masonería trabaja con el mayor sigilo y ahoga hasta los gritos de triunfo con que sus iniciados quisieran a veces celebrar el éxito de la secta. La Masonería es el mundo al revés. En el mundo, quien más habla, sube más. En el mundo profano, como lo apellida la secta, quien más vale se distingue de los otros, se coloca en primera línea. Dentro de la Masonería, todo lo contrario. Suben más los más silenciosos, y ocupan cargos más recónditos los personajes de mayor inteligencia o tenacidad.
Para transformar a su placer los individuos, las regiones o los pueblos, la Masonería emplea un instrumento harto conocido, pero de efectos casi infalibles: el liberalismo. Murmura al oído de las personas: “Tienes derecho a ser del todo libre, lo más libre posible.” Canta esta misma tonadilla a las comarcas o a las naciones. Y con un tópico tan manido, repitiendo mil veces que “es menester forjar un mundo en que todos, individuos y razas, seamos plenamente libres”, la Masonería desgarra países católicos, promueve revueltas espeluznantes, abre surcos imborrables en el campo de la Historia. Pronto hemos de observarlo, en los acontecimientos que transformaron en separatismo el legítimo amor de catalanes y vascos a su tierra natal.
COMPROBACIÓN DOCUMENTAL DE LOS TRES PROCEDIMIENTOS MENCIONADOS
El procedimiento de los planes minuciosos, elaborados tras muchos planes parciales por Asambleas o Comisiones nacionales o internacionales, consta por documentos irrefutables. He alegado uno, de la logia Altuna, número 15, de San Sebastián, como muestra. Pero hay que mencionar algunos de más calibre. Podría citar los famosos Protocolos de los Sabios de Sión que, si no son auténticos, merecen serlo, ya que se han cumplido y se cumplen todas sus predicciones. Pero no es preciso. Hoy, los profundos estudios del hermano Martín han demostrado, por ejemplo, la existencia de un plan masónico, que la Revolución francesa desarrolló hasta en sus pormenores. Los Boletines de diversos países han publicado planes que luego se han convertido en realidades políticas, transportando al mundo profano los acuerdos de las Asambleas masónicas. Y si se quiere un caso más significativo, nos lo brinda el nacimiento de la Sociedad de Naciones, cuya fundación, espíritu y objetivos fueron planeados minuciosamente en el Congreso de las Masonerías de las Naciones aliadas y neutrales, celebrado en París los días 28, 19 y 30 de junio de 1917, según ha revelado, publicando íntegramente sus actas, el ponderado y sagaz Vizconde Poncins (4).
Baste lo dicho, en cuanto a la existencia, elaboración y caracteres de los grandes planes masónicos. ¡Ojalá aprendamos los católicos a estudiar nuestros planes, con los procedimientos que suele emplear el Estado Mayor o el Intelligence Service inglés, y que tan eficazmente copia la Masonería!
Para demostrar la existencia del secreto masónico y que este secreto se extiende a todos los grados de la secta, recurramos, una vez más, al Ritual del Aprendiz. El candidato, antes de ser admitido, presta el siguiente juramento:
“Yo (nombre y apellido), de mi libre y espontánea voluntad, en presencia del Gran Arquitecto del Universo –así llamamos a Dios- y de esta respetable asamblea de masones, juro (o prometo por mi honor) solemnemente y con sinceridad no revelar jamás ninguno de los misterios de la Francmasonería que me sean revelados, si no es a un legítimo y buen masón o en una Logia regularmente constituída. Prometo asimismo amar a mis hermanos, socorrerles y prestarles toda mi ayuda en sus necesidades y verter en su defensa y en la de la Orden hasta la última gota de mi sangre. Obedeceré la Constitución, sus Estatutos y Reglamentos generales, leyes, decretos y disposiciones, como también el Reglamento de este Respetable Taller que me recibe, y preferiré se me corte el cuello antes de faltar a mis promesas.” (5).
Por fin, que la Masonería emplea la predicación del liberalismo personal, regional o nacional, como instrumento el más eficaz para promover revueltas que encaucen la historia del mundo por las vías provechosas al judaísmo y a la secta, lo demuestran las crónicas de todas las revoluciones contemporáneas y lo reconoce explícitamente el mismo Ritual del Aprendiz con las siguientes palabras.
“La Masonería labora constantemente en el secreto de sus templos, por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, y transmitiendo sus enseñanzas a la sociedad profana, ha tenido y tiene gran influencia en los destinos del mundo. El continuo golpear de sus malletes ha producido el incendio que destruyó las vetustas preocupaciones sostenidas por el fantaismo, y rompiendo los lazos que sujetaban al hombre alposte de la abyección y de la ignorancia, despertó la dormida conciencia de los pueblos la grito santo de Libertad, transformando las viejas sociedades en naciones cultas y progresivas que han escrito en sus Códigos políticos los derechos del hombre y del ciudadano.” (6)
Si esa es la tónica en la iniciación de un simple aprendiz, ¿qué se dirá en los grados y logias superiores?
LA MASONERÍA IMITA SIMIESCAMENTE AL CREADOR
Resumiendo: San Agustín escribió que el diablo es simia Dei, la mona de Dios. Quiere decir que le imita servilmente, grotescamente. También la Masonería, con sus ambiciones, sus planes, su secreto, su desaforado liberalismo, quiere suplnatar a Dios, que crea la Historia, y a la Iglesia y a las personas y nacionalidades católicas que colaboran libre y humildemente a esta acción creadora. Pasemos a estudiar un capítulo, una creacioncita de esta mona de Dios, en la Historia patria. La creacioncita del separatismo catalán y del separatismo vasco.
Segunda Parte
El separatismo, obra de la Masonería
UNA PELÍCULA MUY CARA
Muchos de vosotros recordaréis una película que nos sirvieron hace tres o cuatro años, cuyo título era, si no yerro, Cabalgata, y cuyo director, Frank Borzgrave –hube de censurarla para un centro obrero del que soy consiliario-, en la cual se recogían los episodios más salientes de la Historia inglesa contemporánea y se enlazaban con una sencilla y emotiva trama familiar. Como jirones de recuerdos, desfilaban los heroismo de la guerra del Transvaal, la vida fácil de principios de siglo, la guerra europea, la compleja y libertina existencia de hoy: todo con brevedad, sin hacerse pesado. Y el espectador, con esa intuición de que nos ha dotado la vida moderna, que es una vida sin continuidad, una vida a saltitos, unía, relacionaba esos episodios, y sacaba de los mismos un sentimiento de admiración por las grandes virtudes patrióticas y de recelo ante el sesgo inmoral de nuestros tiempos.
Viendo esta película, todo el mundo decía: “He aquí un film muy barato y muy caro. Muy barato, porque se compone en su mayor parte de retazos de films ya archivados para siempre. Y muy caro, porque cada uno de estos retazos ha costado a Inglaterra y alguna vez a Europa entera raudales de sangre.”
En esta segunda parte de la conferencia, vamos a proyectar también una película. Un film compuesto de episodios breves, cuya ilación adivinará vuestra perpspicacia y cuya lección severa extraerá vuestro buen criterio. Un film que al conferenciante le sale muy barato, ya que le basta evocar, con mejor o peor arte, una serie de episodios bien conocidos, pero que a España le ha costado muy caro, y a muchos de nosotros nos ha producido heridas que el tiempo no logrará cicatrizar.
PÉRDIDA DE NUESTRAS COLONIAS
El primer episodio que importa no olvidar es la pérdida de nuestro imperio colonial. Telón de fondo, selva abrasada y humeante, que lanza un resplandor trágico sobre nuestra Historia contemporánea.
Algunos historiadores recientes han sostenido que la emancipación de las colonias fué, en algunas de ellas, una protesta contra las Instituciones liberales y anticristianas implantadas por sorpresa en la Metrópoli. Inexacto. Los movimientos emancipadores habían sido preparados por la Masonería, la cual, con tal de lograr sus objetivos, no titubeó en halagar el sentimiento católico de algunos países, y en sumar a su esfuerzo el de muchos sacerdotes y fieles, ni más ni menos que ha hecho recientemente en Cataluña y sobre todo en las Vascongadas.
A principios del siglo décimoctavo nace, en Inglaterra, la Masonería moderna. Durante el mismo siglo, se fundan las Grandes Logias dependientes de Inglaterra en todas las naciones de nuestro imperio colonial. Eso de naciones es un decir, porque, en realidad, los actuales Estados de la América española coinciden con nuestras antiguas provincias, y éstas distaban mucho de coincidir con la división de las distintas razas americanas. Pero, en fin, pongamos naciones. Y a fines de siglo, y durante el siglo décimonono, se van desgajando del árbol secular de la Patria aquellas ramas entrañables, con la culpable indiferencia de un Poder central mediatizado, asimismo, por la secta. Cierra este ciclo lamentable la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, obra de la cooperación estrecha entre masones norteamericanos y masones españoles. Los nombres de los traidores hermanos Pantoja y Caballero de Puga, y el de Rizal, aunque éste se convirtiera en trance de muerte, marcan con indeleble sello la índole de la rebelión antillana.
En el Boletín oficial del Grande Oriente de Italia (Roma, Regia Tipografía), en la reseña de la tenida del 31 de mayo de 1873, se halla el siguiente acuerdo, que da idea de la vasta conjuración que venía tramando la Masonería para arrebatarnos los últimos restos de nuestro imperio:
“Se presentó y leyó una plancha de la Gran Logia de Colombia, en la cual se pide a todas las potencias masónicas de Europa que intercedan con el Gobierno español para que cese la horrible guerra que devasta la isla de Cuba y se reconozca a ésta su absoluta independencia. Se acordó contestar que la causa que la Gran Logia de Colombia nos invita a defender es justa y eminentemente digna de la Masonería: que el Gran Oriente de Italia hará cuanto le permitan las actuales circunstancias y el estado en que se halla España.” (7)
Acuerdo muy parecido al que ha tomado recientemente el Gran Oriente Francés, a instancias, no de Colombia, sino de Méjico y Rusia.
EL SEPARATISMO AMORFO
La agitación de nuestras colonias y el ambiente liberal de Europa y América repercutieron en España, a través de la red masónica y hallaron eco más intenso en las regiones catalana y vasca, que por sus industrias, navegación y su comercio estaban muy relacionadas con América española.
Los primeros balbuceos del nacionalismo catalán fueron de tipo izquierdista. Por lo menos, sus definidores, sus teorizantes, pertenecían al cenáculo de venerables mangoneadores del tópico liberal. Voy a citar algunos nombres. Pi y Margall, en primer término, el que aplicó a las regiones de España la teoría de Monroe, el inventor del federalismo, el santón laico invocado fanáticamente por Rovira y Virgili y demás prohombres de la Esquerra catalana. José M.ª Vallés y Ribot, jefe de los republicanos federales de Cataluña pertenecía a la logia Colmena. Valentín Almirall, que aplicó ya al caso concreto de Cataluña la teoría general de Pi y Margall, lo hizo también con un marcado sabor izquierdista. Hombres como Victor Balaguer, que a ratos denostaban a España y a ratos aceptaban cargos lucrativos, contribuyeron mucho a sembrar un vago catalanismo en todas las clases sociales. Victor Balaguer era masón de elevadísimo grado. Descansa laicamente en el cementerio de Villanueva y Geltrú, y en su mausoleo figuran los emblemas de la secta. También lo fueron los intelectuales catalanistas del grupo de Pompeyo Gener, cuyo espíritu refleja la curiosa y archimasónica revista Pandemonium, de la que poseo la colección completa. Con este mismo grupo estaba relacionado el núcleo de L’Avenç, expresión profana de la Logia L’Avenç. Publicaron una biblioteca muy avanzada y protegieron ediciones anarquistas. Entre sus hombres más conocidos mencionemos a Pedro Corominas y al espiritista don Emilio Guanyabens.
Hombre importante en esta labor masónica fué don Rosendo Arús.
Nacido en 1844 de una familia rica y muy considerada, estudió Leyes en la Universidad de Barcelona, pero sintiéndose con poca vocación para el ejercicio de la abogacía, se entregó por completo a sus aficiones literarias y masónicas. Iniciado en 16 de mayo de 1866 en la Logia Fraternidad, de Barcelona, que era en aquel entonces la más importante sin disputa de toda España, alcanzó con presteza el grado 33. Fundó y presidió el efímero Gran Capítulo Catalán, y en 1875 estableció, con la adhesión de más de cuarenta Logias, la Gran Logia Regional Catalana, cuña que dividió a la Masonería hispánica en tantas Grandes Logias como regiones y puso las bases del federalismo en la secta. Algunos años más tarde, fundó en Das una biblioteca y las primeras escuelas de tipo laico (8). Y a su muerte, legó a la ciudad de Barcelona la Biblioteca que lleva el nombre de su donador, en cuyos estantes yace toda la historia del masonismo catalán ochocentista.
Gracias a la incansable actividad de Arús, se multiplicaron en toda Cataluña las logias, de subido tono liberal y autonomista. Mencionaré algunos nombres y localidades: Avant (Adelante) y Almogávers (Almogávares), en Barcelona; Catalunya, en San Martín de Provensals; Progrés (Progreso), en San Hilario de Sacalm; Avantguarda (Vanguardia), en Martorell; y otras en Cervera, Badalona y Tortosa. El movimiento llegó a influenciar toda la Nación, como lo prueban las logias fundadas por amigos de Arús en Palencia, Badajoz y en muchos otros puntos de España.
Para dar idea del espíritu que animaba a los talleres catalanes, a fines de siglo, voy a extraer párrafos de una plancha de la gran Logia Simbólica Regional Catalano-Balear, que residía en la calle del Olmo, número 8, fechada en enero de 1899 y firmado por el Gran Maestre Tubau y el Gran Secretario Llaniguet. Entre otras cosas, dice las siguientes:
“Con el asentimiento de tan valiosos elementos, fuertes en su derechoy en su indiscutible autonomía, los francmasones de Cataluña y Baleares, constituídos en Gran Logia Simbólica Regional, levantan su enérgica voz y dicen a sus hermanos esparcidos por la superficie del globo: La Patria Española está en peligro.
La dominante reacción jesuítica nos ha traído a tran triste situación. Necesitamos la ayuda de todos para desalojar a nuestros enemigos de las fuertes posiciones que ocupan, mercede a poderosas influencias. Manifestad, a quien quiera oiros, que no es posible la regeneración de España si no se reconcentran los liberales alrededor de la Francmasonería.
Sólo formando una coalición enérgica del porvenir contra el pasado, una escuela mutua de moral social al alcance de todos, y modificando a cada hora el código de sus estudios de acuerdo con las necesidades de la época, podremos salvar a nuestra querida patria y ponerla al superior nivel de los pueblos civilizados y libres.” (9).
Pronto voces católicas se suman al movimiento. Derechistas e incluso sacerdotes colaboran a los juegos florales, cuya flor natural se adjudica al que mejor canta el Amor, cuya englantina se da al que maldice con términos más duros a España y a Felipe V, y cuya viola se ofrece al que mezcla más íntimamente la idea catalanista en el sentimiento religioso. Sincrónicamente, suena en Vasconia la voz de Sabino Arana, maldiciendo a España en nombre de Dios. Pero muy poco eficaces debieron ser estas intervenciones cuando el Obispo de Vich, doctor Torras y Bages, en su obra clásica La Tradición catalana, dedicaba un capítulo entero a hablar de Los juegos florales y las corrientes masónicas y escribía literalmente lo que sigue:
“Una secta poderosa, no por la fuerza de un sistema racional, sino por el fomento, defensa y protección que hace de las bajas tendencias de nuestra parte animal, se ha apoderado de una parte de nuestros conciudadanos y su fatua ilustración quiere estampar en la poesía el sello de su destructor imperio.”
Unas palabras proféticas. Por aquellas fechas, el canónigo Collell visitó al Sumo Pontífice, León XIII, para recibir de sus manos una tabla preciosa de la Virgen, con destino al monasterio de Ripoll. El canónigo dio cuenta al Papa del movimiento catalanista, y éste, como inspirado, le dijo: “Mucho cuidado. Estos movimientos empiezan por ser literarios, luego pasan a políticos, y, al fin, se aprovechan de ellos elementos disolventes.” El canónigo narró esta conversación en el periódico La Veu de Montserrat.
APARICIÓN Y PRIMEROS ÉXITOS DE LA LLIGA REGIONALISTA.
Al doblar el siglo décimoctavo, surge en Barcelona un núcleo político juvenil, que llega a tener vida propia. Sobresalen en él tres jóvenes muy activos, inteligentes y ambiciosos. No digo esto en son de crítica, porque una cierta dosis de ambición, un cierto anhelo de dominar, es indispensable al hombre de Estado. Uno de ellos se distingue por su firmeza en los principios nacionalistas y su parsimonia en realizarlos: Prat de la Riba. Otro se revela formidable maniobrero, organizador y descubridor de los resortes que permiten impulsar las muchedumbres hacia un objetivo: Cambó. El tercero, Ventosa, cuida los asuntos, se prepara, y adquiere pronto una lucidez y un criterio poco vulgares. Los tres pregonan una política evolutiva, fundada en la cultura y en la economía, y procuran evitar los dicterios contra España y la Monarquía.
Su primer ensayo hubiera fracasado, en absoluto. El mismo Cambó ha reconocido, en un discurso pronunciado pocos meses antes de la Dictadura, que en 1900, al salir a las Ramblas, después de una de sus reuniones catalanistas, se sentían “como extranjeros en su propia tierra”, nadie les hacía caso. Pero algunas personas pudientes de Cataluña, que en parte pertenecían al partido carlista y en parte eran indiferentes, se dijero: “Hay que apoyarles, para ver si el cebo del catalanismo atrae a ideas más conservadoras nuestras enormes multitudes obreras, y para lograr ventajas comerciales tremolando en Madrid la bandera de la fuerza de Cataluña.” No invento. Puedo citar, en comprobación de mi aserto, muchos y muy decisivos testimonios. Respaldados por la burguesía catalana, o al menos por núcleos muy influyentes de la misma, consolidaron su periódico, La Veu de Catalunya, y lograron los primeros éxitos.
Ya en sus albores, la Lliga fué un partido complejo, en el que se dibujaba un centro, una derecha y una izquierda. Mientras sus hombres centrales ponían cierto freno a sus palabras y procedían con cautela, porque conocían perfectamente la base conservadora del partido y porque a fuer de inteligentes comprendían la importancia de no hacer el loco y de estar bien con España, la extrema derecha y la extrema izquierda, juveniles, alocadas, prodigaban los ataques al Ejército y a Castilla, esa Castilla cuyo pan no puede subir de precio, porque ningún Gobierno se atreve al riesgo de ser impopular, y que alimenta no obstante a casi toda España, esa Castilla eje y nervio de España, esa Castilla nunca bastante bendecida, pobre y seca, como madre anciana, que acoge hoy a los evadidos de la zona roja separatista con una comprensión, con un afecto no superados por ninguna región de España: (Ovación delirante, que impide al orador terminar el párrafo y que dura algunos minutos.)
Para mantener su equilibrio, la Lliga inventa una teoría hábil, pero que la realidad ha demostrado falsa. Dice, como se dirá pronto en las Vascongadas, que no es un partido, sino “un pueblo en marcha”, y al promoverse una disensión interna, la aplca con tópicos que se han hecho famosos: “la pacificación de los espíritus”, “el sentido constructivo”, etc. Y situada en esta cómoda postura –cómoda hasta cierto punto-, juega con todos los partidos y los atrae y utiliza, aunque a veces ocurre preguntar si la Lliga emplea a la Izquierda o si las izquierdas la dan con queso a la Lliga.
Estas característica se reflejan en el movimiento sentimental que se llamó Solidaridad Catalan, el cual marca el cénit de la táctica y la influencia del regionalismo catalán. Brota el movimiento con motivaciones y finalidades abiertamente demoledoras: antimilitarismo, antiespañolismo. Se rinden a él casi todos los partidos de Cataluña; con decir que se abrazaron Solferino y Salmerón, no hay que insistir más. La parte derechista le da pronto un significado conservador. Y el movimiento se quiebra y fenece sin espasmos, cumpliendo la ley de su frágil unidad interna.
Como consecuencia de la Solidaridad, la Lliga tiene influjo muy grande en el Ayuntamiento. Y se produce el hecho típico: la influencia masónica en este partido, creado para contrarrestarla, es ya tan eficaz que los concejales de la Lliga se ponen de acuerdo con los concejales masones de Lerroux para elaborar, en 1908, un famoso Presupuesto de Cultura, cuyos colegios deben ser francamente laicos. De modo que, mientras Ferrer y Guardia establece e impulsa sus escuelas racionalistas, que pronto van a engendrar la trágica Semana de julio de 1909, el partido más opuesto al parecer a Ferrer y Guardia, el partido del orden social y de la pacificación de los espíritus, se entretiene en fundar escuelas laicas. Surgen protestas airadas, interviene el Prelado, le obedece sólo el concejal señor Pla y Daniel, hermano del actual Arzobispo de Salamanca; pero el presupuesto sigue su marcha, y se hubiera aprobado si el incendio de la Semana Trágica no hubiese abierto los ojos de los menos precavidos. ¿Quién no ve, en este doble juego, en este sincronismo de racionalismo y laicismo, la dirección masónica que empuja al pueblo hacia los objetivos de la secta, y engaña a todos con el señuelo de un liberalismo, radical o evolutivo, personal o regional, qué importa para el caso? (Aplausos).
LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS
Cuarto episodio: lo ha vivido intensamente mi generación (10). Todavía llevo en mi retina el flamear de banderas, la febril excitación sentimental, el desfile de muchedumbres. El movimiento del año 1917, que empezó con una rebelión militar y se cerró con aquella campaña autonomista en que se pronuncia el dilema: “¿República? ¿Monarquía?... ¡Cataluña!”, señala el momento en que la derecha empieza a perder todo control sobre los movimientos catalanista y vasquista y en que se adivina ya el abismo hacia donde se dirigen ambos.
No puede negarse que lo promovió la Francmasonería. Y no con ánimo de triunfar, sino con el secreto designio de aprovechar el desencanto de su fracaso para emprender el ataque definitivo contra la España una y contra la Monarquía, símbolo y garantía de la unidad patria.
Cantan documentos. El Boletín del Grande Oriente Español publicó en su día el m ensaje dirigido por el H. Eduardo Barriobrero, en su calidad de Gran Maestre accidental, al Convento masónico celebrado en junio de 1917. Termina con las siguientes palabras:
“Debemos conciliar y concitar a todos los enemigos del régimen actual para que se apresten a salvar a este pobre pueblo que vive sin pan, sin ideales y sin justicia.” (11)
Declarada la guerra al régimen por el cuartel general de la Masonería, menudearon las reuniones y consejos para atender a las incidencias de la batalla:
“El Gran Consejo de la Orden ha celebrado 26 reuniones desde julio del año último; pero en los meses de julio y agosto, se reunió, aunque sin levantar acta de sus acuerdos, dos veces por semana.” (12)
“Los sucesos del verano último ocuparon y preocuparon la atención de los HH. Consejeros.” (13)
Sobrevino la desavenencia. Fracasaron las huelgas promovidas por socialistas y masones: Marcelino Domingo, Besteiro, Largo Caballero, Anguiano, Saborit, Prieto, nombres de anteayer y de hoy. Y el doctor Simarro, Gran Oriente español, enjuició el movimiento en los siguientes términos:
“Hemos visto el pasado año estallar por todas partes el ansia de renovación, cuando las Juntas de Defensa miliares iniciaron el pronunciamiento... Así también fué recibida con palmas y hosanas la convocación de la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, aunque fuera iniciada por los catalanistas, que con su regionalismo miope y reaccionario han despertado tantas antipatías, como es natural, en las demás regiones y la animadversión de los liberales y demócratas... Por el contrario, la huelga general ganó las simpatías por la entereza y dignidad de los perseguidos... Estos sucesos, desarrollados en tan breve tiempo que no pudeo cansarse ni diluirse la opinión pública, con sus caracteres simbólicos, constituyen como un drama en que se compendian las postreras manifestaciones del pasado muerto de nuestra España y se anuncian las evoluciones del porvenir en que habremos de incorporarnos a la futura Sociedad de Naciones libres. En este libro podría plantearse esta cuestión referente al porvenir de España: cuando la bofetada dada al régimen constitucional y parlamentario haya de devolverse, ¿en qué mejilla caerá la respuesta?” (14)
¡Qué simbólica harmonía entre los textos masónicos leídos en esta conferencia, sin embargo de pertenecer a épocas muy distantes! Aparecen en la película pocos personajes, cada uno de los cuales encarna una ideología, niña en 1898, adolescente en 1909, joven en 1917, madura en 1931, decrépita, a Dios gracias, en 1937.
Cambó, la Lliga parecían haber triunfado. A imagen y semejanza de la Lliga, se fundaba el Partido Nacionalista vasco, con una base plutócrata y y en parte de abolengo tradicionalista, con el objetivo también de atraer las masas todavía no absorbidas por el socialismo, pero con un radicalismo nacionalista más candente, para ponerse a tono con el temperamento vasco y para restar simpatías al carlismo.
¡Efímero triunfo el de la Lliga!... Recuerdo perfectamente una escena que viví en persona. Fué cuando la campaña pro autonomía, inmediata a la salida de Cambó del Ministerio nacional. En la plaza de San Jaime se congregó una multitud, no innumerable, que aplaudió con entusiasmo, no indescriptible. Pero, multitud al fin. Después de Cambó –o de otro representante de la Lliga, no puedo asegurarlo- habló Maciá. El coronel, ex carlista, ex alfonsimo, que jamás mereció, ni de la Monarquía ni de los catalanes simplemente sensatos, crédito alguno, había caído ya por su inmensa vanidad en el seno de la Masonería. Su figura, quijotesca, pero sin el terso y elevado idealismo que redime al héroe de Cervantes, se asomaba al balcón de la Generalidad, o sea al balcón de la política catalana, como un símbolo, como una amenaza masónica. Dijo: “Me sumo a la petición que el regionalismo dirige a la Monarquía, pero hago constar que no creo en el éxito de ella, y afirmo que Cataluña debe buscar su salvación por medio de un nacionalismo integral.” Yo era, entonces, catalanista y seminarista. Un calenturón juvenil, provocado por elementos que emponzoñaban la savia española que nuestras madres nos habían dado a mamar. Y aplaudí con estrépito, aunque con un dejo de remordimiento. Claro está que aplaudimos. Prat de la Riba nos había predicado el catalanismo integral. Y Macià resultaba más integral que la Lliga.
Naturalmente, la petición fracasó. El núcleo extremista rehuyo acudir a la Comisión parlamentaria, que hubiera concedido una autonomía bastante amplia, e impuso su criterio a Cambó y Ventosa. Había que triturar a España e indisponer a Cataluña con la Monarquía. Y apareció, en el horizonte catalán, un nuevo partido: Acció Catalana. Y en el horizonte vasco surgió Acción Vasca. La figura de Maciá quedó fuera del nuevo partido, más hacia el separatismo, para no gastarse.
ETAPA DE ACCIÓ CATALANA. REFORMA CONSTITUCIONAL DE LA MASONERÍA
Ha surgido, pues, Acció Catalana. La Lliga ve despoblarse sus centros. Oficialmente, la Lliga, toda la Lliga, condena el nuevo partido. Cambó, Ventosa, los que conocen España y por lo tanto poseen más sentido táctico y más patriotismo, aunque desenfocado, lo condenan sinceramente. En realidad, buena parte de la Lliga simpatiza con él y se dispone a servirle de retaguardia, de papá bonachón y comprensivo.
Voy a describir lo que fué Acció Catalana, y vosotros describid, interiormente, lo que fué Acción Vasca. A ver si coincidimos. La componían dos clases de personajes: izquierdistas liberales y católicos reformistas, que sabían más liturgia que el Prelado y sostenían que el deber catalanista era anterior, si no superior, al deber religioso. Todos eran petulantes, todos eran separatistas, y todos partidarios de lanzar amenazas bélicas y de combatir a los moderados con chistes groseros y a los patriotas con injurias canallescas, pero poco dispuestos a jugarse la vida.
Su periódico común, fué, durante largo tiempo, La Publicitat. Colaboraban en él un masonizante –quizá me quede corto- como Rovira Virgili, un volteriano como Carlos Soldevila, y un mísitco como Bofill y Matas. Cuando la fuerza de las ideas fué inclinando Acció Catalana hacia la izquierda, algunos de sus elementos derechistas –por ejemplo, Nicolau d’Olwer y Martí Esteve- pasaron por todo y permanecieron en ella, otros regresaron a la Lliga, como Bofill y Matas, y otros fundaron el periódico católico-separatista El Matí. Cuán controlados se hallaban éstos por la secta, lo atestigua el hecho de ser citado El Matí, con gran elogio, por una editorial del Boletín de la Gran Logia Nacional, que le pone como dechado de “periódicos católicos antifascistas”. Aunque oficialmente El Matí se dijese independiente, fué siempre órgano de la que pudiéramos llamar Acción Católica catalanista y de un partido muy relacionado con la misma: la Unión Democràtica de Catalunya. Por este motivo y no, como se ha dicho, por mezquinos personalismos, le miraba con menos afecto el santo Obispo de Barcelona doctor Irurita.
Ya estaban perstos los puentes. Por ellos, por Acción Catalana primero, por la Unió Democràtica después, pasarían a la Esquerra, cooperarían con ella gentes conservadoras e incluso piadosas, y la Esquerra se aliaría con el socialismo. El plan estaba completo. La Masonería creyó llegado el instante de tomar posiciones para la batalla decisiva. Resolvió “reformarse a sí misma”. La idea tomó cuerpo en 1920 y cuajó plenamente en 1925. Aleguemos textos. La “Reseña de la IV Asamblea nacional simbólica del Gran Consejo, celebrada en Sevilla los días 2, 3 y 4 de noviembre de 1925”, dice:
“A partir de 1920, se inició en muchos Talleres la idea de reformar la Constitución de la Masonería Española, en sentido autonomista o, más propiamente, descentralizador. Este ambiente, con ideas y propuestas encontradas, cristalizó –en la famosa Asamblea de 1922- en una nueva organización que suprimía el Gran Consejo de la Orden y daba personalidad a las regiones, distribuyéndoles los Talleres que radicaban en sus respectivas jurisdicciones, para que luego, auspiciadas siempre las Grandes Logias Regionales, a los efectos de Rito y Regularidad por el Supremo Consejo del grado 33, se federasen normalmente entre sí, constituyendo el Gran Oriente Español sobre una base autonomista... Encargada una Comisión de redactar un Estatuto o Pacto definitivo, se circuló el proyecto a las regiones quedando aprobado en la III Asamblea (mayo 1925) el texto definitivo.” (15)
La idea de reformar la Constitución de la Masonería española fué lanzada y mantenida por los masones catalanes, acaudillados por don Manuel Portela Valladares, cuyo solo nombre nos sugiere muchas cosas, antiguas y recientes, y todas desagradables. En la Comisión que redactó el texto definitivo, participaron, además de los Grandes Maestros, los delegados de cada Gran Logia Regional, que fueron: por el Mediodía, de los Ríos; por Levante, Estruch; por el Noroeste, De Buen; y por Cataluña, López Ochoa, íntimo de Francisco Maciá. Siempre los mismos nombres (16).
Como secuela de tal reforma, la Francmasonería acordó una división territorial de sus talleres. Los agrupó provisionalmente en siete Grandes Logias Regionales: Centro, Noroeste, Nordeste, Levante, Mediodía, Sureste y Marruecos. Pero hizo constar que debía tenderse a otra división, la definitiva, que constaría de las regiones siguientes: Extremadura, Centro, Noroeste, Nordeste, Levante, Mediodía, Sudeste, Marruecos, Canarias, Galicia, Aragón, Norte y Castilla la Vieja. Dato curioso: en esta división definitiva, se adjudica a la región catalana Cataluña y Baleares, a la vascongada llamada Norte las provincias vascas, Santander, Navarra y Logroño. Esta división masónica, a la que correspondió la división financiera no sólo de la Masonería sino de sus organizaciones auxiliares, nos da la clave para comprender casi todo lo que va a ocurrir en el mundo profano. En Cataluña, por ejemplo, los políticos renunciaron desde aquel momento a dominar Valencia y se contentaron con catalanizar las Baleares. Vasconia, en cambio, extendió sus propagandas por Navarra, Santander y Logroño (17).
INTERNACIONALIZACIÓN DEL PROBLEMA CATALÁN Y VASCO. CAÍDA DE LA MONARQUÍA
Advino la Dictadura. En otras conferencias y publicaciones he demostrado que la derribó la Masonería. Pienso insistir en el tema, porque dispongo de una documentación casi inagotable en torno de este asunto y creo muy útiles para España las lecciones que de la misma se desprenden. Ahora, vamos a prescindir del conjunto del tema y a ocuparnos únicamente de la cooperación que encontró la Masonería en el catalanismo y el vasquismo para su obra demoledora, corrosiva.
Remozad los recuerdos de aquella época que parece lejana y dista apenas un decenio. Los políticos arrinconados por la Dictadura esparcen malhumor por nuestras regiones y por el extranjero. En Cataluña, en las Vascongadas, se dice que hay que recurrir al extranjero. Es un secreto a voces que en París y en Ginebra y en Basilera y en Praga y en Londres se fragua un complot contra la Dictadura. Ese complot –se afirma- acabará por triunfar y su victoria derribará la Monarquía y traerá el triunfo de los nacionalismos peninsulares. Y cuando, en cierto momento, los manejos de la secta logran que se dé una torcida interpretación a las sabias disposiciones de Roma sobre la predicación en Cataluña y en las Vascongadas, los nacionalistas católicos –doy fe de ello y no cito nombres y ocasiones por caridad cristiana- protestan y dicen: “Nada lograremos con la Iglesia. Hay que apoyarnos en las izquierdas y en la Masonería. Cuando hayamos triunfado, la Iglesia vendrá con nosotros.” Leo en vuestros rostros, y vosotros leéis en mi voz, que esta descripción responde estrictamente a la verdad.
¿Quién creó tal ambiente? Conteste por mí don Augusto Barcia, autor de la Memoria del Convento Extraordinario de la Asociación Masónica Internacional, congregada en Ginebra los días 1, 2, 3 y 4 de octubre de 1935. Nos cuenta que en dicha reunión internacional, el delegado de la Masonería de Barcelona exigió que se realizase una gestión, cerca de nuestro Embajador en París, para hacerle saber que o bien la Dictadura amainaba en sus ataques a la Francmasonería, o bien la Francmasonería desencadenaba una campaña internacional contra la Dictadura. El Comité consultivo de la Asociación Masónica Internacional aceptó la exigente propuesta del delegado de la Masonería catalana, y don Augusto Barcia, como representante del Gran Consejo Federal Simbólico en dicho Convento internacional, tomó a su cargo entrevistarse con nuestro Embajador en París. Y luego de la entrevista, dio cuenta de ella al delegado de la Masonería catalana. ¿Cabe mayor bajeza en un español? Narra él mismo la entrevista en los términos siguientes:
“No dudé en aceptar y me ofrecí a ir a París. Allí invité al delegado catalán a qu eme acompañase en la visita que yo debía llevar a cabo al siguiente día, ya que telefónicamente había pedido ser recibido por nuestro Embajador. El señor delegado extremó su confianza en mí y su delicadeza hasta el límite de rogarme que yo fuese solo a la entrevista, ya que la presencia de él podía coartar la libertad del Embajador, a quien no conocía personalmente.
Celebrada la visita, que duró dos horas, informé detalladamente al señor delegado de Barcelona de los términos en que el diálogo sostenido con el Embajador se había desarrollado y del resultado conseguido.
Empecé por exponer (al Embajador), en los mismos términos en que lo había hecho en Ginebra, nuestra situación actual en relación con el Directorio: las persecuciones de que éramos objeto por parte de las autoridades provinciales y locales en determinados sitios; de que en ello veíamos un plan de persecución inspirado por elementos jesuíticos; los sinsabores y disgustos que a todos nos podría producir una política de hostilidad y acoso a la Masonería, hoy universalmente respetada, si se exceptúa Italia, donde las persecuciones obedecen a razones políticas y a presiones de elementos religiosos. Le hice historia de nuestra conducta y proceder desde el día en que se constituyó el Directorio militar; de cómo éste atendió nuestras quejas; de las resistencias de ciertas autoridades locales a seguir las normas que les fueron trazadas por el general Nouvilas, de acuerdo con las declaraciones del general Primo de Rivera, distinguiéndose en esta actitud las autoridades gubernativas de Barcelona, Sevilla, Córdoba y Valladolid, en contraste con las de Madrid, Valencia, Alicante, Málaga, Almería y Oviedo, que jamás nos causaron daño ni molestia. También cuidé de insinuar, con toda transparencia, el peligro en que estábamos, si las persecuciones proseguían o no se rectificaba radicalmente la política de los Gobernadores de Barcelona, Sevilla, Córdoba y Valladolid, de tener que realizar una acción defensiva que pudiera tener repercusiones en el exterior, lo cual todos estábamos obligados a evitar por el buen nombre y prestigio de España...
Para conocimiento de todos los hermanos debo consignar mi firme impresión, sacada de este largo diálogo, de que la Embajada de París está perfectamente informada de nuestra labor en el Extranjero, sigue con atención y conocimiento perfecto nuestros trabajos, y aunque el Embajador es un hombre de ideas muy conservadoras, conocedor de los fines y medios que nuestra Institución persigue y emplea, tiene para ella toda clase de respetos.
De igual modo –por lo que pudiera servir de orientación a nuestros hermanos de Barcelona- tengo el convencimiento de que la clausura de la Gran Logia del Nordeste obedece principalmente al hecho de que la policía se creyó engañada por la ocultación en los libros de socios de gran número de hermanos, de notoriedad y prestigio social, conocidos como masones, y que no obstante no figuran como tales.” (18)
Dos páginas después, Barcia añade la siguiente declaración de guerra:
“Aquellos magníficos postulados de Libertad y Fraternidad que legó la Revolución francesa a las generaciones que la heredaron, dando origen al gran período del constitucionalismo y la democracia, están, más que olvidados, escarnecidos. Hoy más que nunca hay que reiterar nuestra profesión de fe en ellos, porque son los dogmas de nuestra Orden, que propalándolos, defendiéndolos, instaurándolos, hizo del mundo un lugar más hermoso, más racional y más humano.” (19)
Y termina presagiando ya, a doce años de distancia, la acutal unión entre la Masonería y el Marxismo. Es un texto impresionante:
“Los insolubles problemas del materialismo histórico se transformarán en empeños realizables, el día en que la identidad y la espiritualidad de nuestra Orden los purifiquen y ennoblezcan. Cuando esta hora llegue, la sociedad universal asistirá al amanecer de una nueva Edad, en la cual el hombre vivirá más feliz y será mejor.” (20)
Al resplandor que arrojan documentos como ése, hay que examinar y juzgar hechos como los que voy a enumerar, nada más que enumerarlos, para no hacerme pesado: 1.º El levantamiento de Maciá en Prats de Molló, obra en absoluto del Grande Oriente Francés, y su defensa ante los tribunales de la nación vecina por el significadísimo masón Torres, artífice de la alianza entre la Masonería francesa y el Soviet; 2.º El sustancioso párrafo de la autodefensa que pronunció el propio Maciá ante los tribunales franceses, en el cual pronostica que “acaso en plazo no muy lejano, cuando Francia se vea amenazada o atacada por las naciones reaccionarias o fascistas, Cataluña será la Bélgica española”; 3.º El viaje de Maciá a Ruisa, acompañado de Gassol y demás héroes de la futura Cataluña; 4.º La beligerancia que los masones Alcalá Zamora, Marcelino Domingo, Lerroux, Azaña, Martínez Barrio, Casares Quiroga, Los Rios, etc., concedieron a catalanistas y vasquistas durante la gestación de la República y especialmente en el vergonzoso pacto de San Sebastián; y 5.º La parte considerable que tomó Cataluña, y más concretamente la Esquerra, habilidosamente secundada por los radicales y por algunos prohombres de Acción Catalana y aún de la Lliga, en la proclamación de la República. Parte menos visible auqneu no por ello menos eficaz tuvo el vasquismo.
A cada aldabonazo de la secta contra la Monarquía, sonreían gozosos los viejos políticos. Pues ¿no se dieron, Alba y la Lliga, entre ovaciones a los Segadors, el abrazo que se recuerda con el nombre de Pacto de las Ramblas? ¿Cómo se vieron, cómo no vismos, que semejantes propagandas desataban la tormenta que haría astillas un trono secular? Quien siembra vientos, recoge tempestades (21).
Por fin, se alcanzó la meta suspirada por los masones. Y el propio don Augusto Barcia –el mismo de la visita a nuestro Embajador en París, el mismo de las manos tintas en sangre de Calvo Sotelo- escribió, al día siguiente de proclamarse la República la siguiente carta al veterano masón don Miguel de Benavides, Gobernador rojo que ha sido de Guadalajara:
“Querido Benavides: Su cariñoso telegrama es una demostración plena de que me tiene usted presente en los instantes de emoción. ¡Cuánto se lo agradezco! Lo llevaré hoy al Supremo y daré cuenta de él, así como del recibido del Capítulo Lucentino.
Ayer y anteayer, fueron días de tan enorme entusiasmo, que no hay manera de describirlo. Sólo el orden que reina es comparable con él. Hoy, la normalidad plena, la gente en el trabajo, la vida civil asegurada: esto es magnífico.
¿Representa ello una fuerza definitiva para consolidar esta victoria enorme en que nosotros hemos trabajado tanto, y con tanta fe? Así sea.
Pero es tan grande el esfuerzo a realizar, que todos los temores ante el mañana son pocos. Sin saber por qué, hoy pienso mucho en la intimidad y en lo recóndito de la vida de nuestros Tolleres y... me asusta recordar las divisiones y los personalismos.
Le ruego diga a Estruch, a Millet, a todos, absolutamente a todos que en estos momentos los tengo muy presentes y que convivo con ellos compartiendo sus emociones y sus alegrías.
Un abrazo cariñoso: (Firmado: AUGUSTO BARCIA).”
Fechada en Madrid, señores, el 16 de abril de 1931. Una fecha que vale por cien comentarios.
LOS ESTATUTOS Y SU CARIZ MASÓNICO
Se había consumado el sacrificio de una monarquía, liberal si queréis, pero cada vez más inclinada al catolicismo integral. Se agrietaba con ello la unidad española, y los Estatutos cuidaron de despedazarla.
El de Cataluña, precedido de un artificioso plebiscito que mezcló una vez más a católicos y ateos bajo el signo autonomista, se concedió en seguida, porque iba a parar a manos de la Esquerra, cuyos mandos son todos masónicos. Apenas otorgado, el 22 de septiembre de 1932, una comisión de masones, en la que figuraban el ex Capitán general de Cataluña, señor López Ochoa, y los señores Otero, Font y Pubill, visitó al señor Maciá y le entregó un mensaje que no tiene desperdicio:
“Al Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña:
La Gran Logia Regional del Nordeste de España, del Grande Oriente Español, en rerpesentación de todos los francmasones de dicho territorio, teniendo en cuenta que la Orden no debe ser partidista en ningún sentido político, pero que es de su deber apoyar con todo su esfuerzo aquellos principios básicos que son el alma de sus doctrinas, felicita efusivamente al Gobierno de la Generalidad de Cataluña, en la persona de su digno Prsidente, por la consecución del Estatuto que acaban de aprobar las Cortes españolas y que representa el logro de libertades por las que propugnó siempre Cataluña, y asimismo hace votos por que en el porvenir consiga obtener el máximo de las mismas, siempre, claro está, encerradas en el marco de la Constitución que España se haya dado a sí mimsa, o sea, dentro de la más estricta legalidad.
Viva S. E. muchos años para bien de Cataluña y de España.
El Gran Maestre, SAMUEL E. MORRIS.
Barcelona, 21 de septiembre de 1932.”
En cambio, el Estatuto vasco tropezó con furibunda oposición. Nos aclara tan raro fenómeno, una anécdota recogida de labios del propio Carrasco. Cuando Cataluña, a raíz de la proclamación de la República, intentó desligarse casi absolutamente de Madrid, Carrasco, con otros políticos de la Generalidad, visitó a Indalecio Prieto, ministro de Hacienda si no recuerdo mal, que les recibió exclamando: “¿Qué hacen ustedes? ¿Cómo intentan proclamarse libres?” A lo que respondió Carrasco: “Cumplimos lo acordado en San Sebastián.” Y Prieto contestó: “No puede ser. ¿No ven ustedes que, si lo hacen, en mi tierra van a proclamar la República libre del Sagrado Corazón?”
No podía ser. Para apoyar las izquierdas el Estatuto vasco, era preciso romper las relaciones cordiales que existían entre el vasquismo y las autoridades eclesiásticas, puestas de manifiesto en la oposición del señor Obispo de Vitoria y del pueblo bilbaíno a que se derribase el monumento al Sagrado Corazón; era menester que Prieto y el gran masón catalán Aiguader profanasen el árbol de Guernica, ellos que odian el árbol de la Cruz, a cuya sombra han vivido y muerto siempre los buenos vascos; era necesario que los vasquistas se sumaran a la rebelión de octubre de 1934 y que a causa de la represión, por cierto benigna, de dicha revuelta, la C. E. D.A. se viese obligada a demorar su programa regional y social; era indispensable que el sentimiento vasco, puesto al rojo, maldijese a España y que los buenos españoles, con una reacción muy explicable, aunque inoportuna, correspondiesen a la injuria maldiciendo a Euzkadi; era imprescindible que Portela, afiliado a la misma Logia que Companys, abriese las puertas de la cárcel a separatistas y marxistas; y cuando a todos los buenos tuvieron divididos, separados por ofensas y abismos infranqueables, entonces se inclina la izquierda a concederos el Estatuto, y esta esperanza arroja a Aguirre en brazos del Soviet, pasando por el puentecillo que le tiende Acción Vasca y empujado por masones que agitan la chusma de su partido. (Aplausos.)
Las Vascongadas han vivido, en pocos años, casi diré en meses, lo que en Cataluña se desarrolló a través de varios lustros. Pero alguien ha conseguido que en el momento culminante, al darse la batalla definitiva entre el Comunismo y el Catolicismo, Cataluña y Vasconia cayesen, como fruta madura y ambicionada, en la mochila del Soviet. (Aplausos.)
LABOR OCULTA DE LA MASONERÍA EN SAN SEBASTIÁN. LA LOGIA PROTESTANTE. LOS ROTARIOS
Es todavía pronto para volcar toda la labor secreta ejercida por las Logias, en Cataluña y en las Vascongadas. Cuando se haya terminado la reconquista de España, y hayamos comparado minuciosamente toda la documentación posible, habrá materia para densos y rotundos capítulos. Voy a limitarme, ya que hablo en San Sebastián, a descorrer parcialmente el velo de los manejos ocultos en esta simpática ciudad, tan abierta, tan franca y sincera.
Han funcionado en ella varios Talleres masónicos. Un judío alemán, traidor a su país y al cargo que ostentaba, excepción deplorable en una colonia queridísima por los donostiarras y fiel a Hitler y a la causa nacional española, dió impulso excepcional a los trabajos masónicos. No quiero hablar más. No quiero dilucidar dónde se encontraban los restantes Talleres. Es indudable que el más antiguo y efectivo fué la Logia Altuna, número 15, cuyo Venerable actual era don Elías B. Marqués, pastor protestante, y cuyo domicilio radicaba en la Villa Evangélica.
¿Quién es don Elías B. Marqués? Recordad que en el primer episodio de este recorrido histórico que toca ya a su fin, topamos con un hermano Pantoja, Gran Oriente Nacional de España, que dimitió en 1899 –fecha significativa- y que fué procesado por su evidente participación en el movimiento insurreccional de Filipinas. De este señor era Gran Comendador, y a este señor sucedió, en 1899, un tal Marqués, el cual tuvo el Mallete de Gran Oriente Nacional de España hasta 1909, o sea hasta la Semana Trágica, año en que falleció. Pues bien: el hijo de este Marqués no es otro que don Elías B. Marqués, venerable de la Logia más importante de esta ciudad, precisamente en los momentos en que se elabora un movimiento muy parecido al de Filipinas y no diverso del de la Semana Trágica.
Poseo la documentación masónica donostiarra de Elías B. Marqués. Se inicia con unas cartas felicitando a determinadas personalidades, por su brillante intervención favorable a que se exima de todo impuesto el culto protestante, y con una correspondencia íntima con don Indalecio Prieto. Abundan las cartas a los pastores protestantes masones –todo mi respeto para los pastores protestantes en general, mi indignación para los que al servicio de la secta masónica han vendido a España que les dió generoso albergue- entre los que recuerdo a Tébar, Miralpeix, Araujo y muchos otros. Una carta, de singular alcance, pidiendo a Prieto que gestione un asunto cerca del Gobierno Berenguer –“cuyo contacto ya no mancha como el de la anterior Dictadura”-. Relaciones íntimas, de Marqués y de los restantes miembros de su logia, con la Logia Spartacus de Bayonne (Francia), centro el más importante de conspiración marxista-nacionalista durante estos años de República y foco de espionaje durante la guerra actual. Tortuosas maquinaciones contra el fascismo portugués, italiano y alemán. Contactos frecuentes con organizaciones como la F. U. E. y la Institución Libre de Enseñanza, que tanto han contribuído a sovietizar España. Y luego, al estallar la guerra presente, encontramos ya claves secretas para hundir a nuestros barcos, listas de militares masones que deben ser recompensados porque ahogaron en sangre a los que sostuvieron la bandera nacional en esta ciudad, y otros documentos de parecido calibre.
Cualquiera persona imparcial que examine este conjunto, dirá: “He aquí la llave, el nido, de la tragedia. Aquí fraguaban algunos extranjeros indeseables y un grupo de españoles de Acción Republicana la ruina de España. Aquí, o en Talleres enlazados con éste, como el de Vitoria o el de Estella, bebían su odio a lo más respetable de nuestra Patria algunos elementos socialistas y nacionalistas. Aquí se cometieron, a mansalva y en gran escala, crímenes de lesa Patria.” Y conste que para no abusar de vuestra atención, y para guardar algo por si alguien quiere rectificarme, no expongo lo más grave y sintomático.
Esto, en el terreno político. En lo moral, la Logia Altuna prodiga ataques a la Iglesia, a la Moral antigua, a la instrucción religiosa en la escuela y al “fardo pesado de la tradición”.
Ese amoralismo, ese laicismo glacial, que hiela el nervio de la raza y empozoña la savia que organiza y unifica las regiones patrias, repercute en todas las clases sociales vascas a través de su Rotary Club, del que formaron parte muchos elementos de innegable buena fe, en cuyo archivo se ha encontrado propagandas que conceden el mismo valor a las distintas religioens y en casa de cuyo más significado miembro se ha hallado un verdadero museo pornográfico; de manifestaciones de tipo espiritista, para desviar y desacreditar la fe católica, como las de Ezquioga y Betelu, fomentadas por los nacionalistas y visitadas por grupos catalanes; y a través de una campaña protestante que no tendía a difundir esta religión, sino a destrozar la conciencia de los sencillos y a inculcarles un mesianismo judaizante.
Todo esto, y mucho más, lograron los secuaces de Elías B. Marqués, el cual, a estas horas, se encuentra en Bilbao, contribuyendo a la rebelión y procurando robarnos las simpatías internacionales a que son acreedores quienes salvan la civilización cristiana y europea.
Tercera Parte
Hacia la nueva España
HAY QUE DECLARAR ILEGAL LA MASONERÍA
Proyectada la película, a vosotros toca, como dije, relacionar sus episodios, ahondar en su trama, descubrir su intención final y su más secreto artífice. Y mi deber se reduce a aprovechar el dejo de amargor que todos notamos en nuestro corazón, para dejar bien sentadas y firmes algunas consecuencias que juzgo de máxima trascendencia y que ya indicó el Cardenal Primado en sus luminosas pastorales.
Primera consecuencia: la inmensa mayoría de vascos, y aún de catalanes auténticos, son buenos católicos. Está demostrado el mal enorme que la Masonería ha causado al Catolicismo explotando para sus turbios fines el sentimiento regional. En consecuencia: todos, vasquistas como algunos de vosotros y no vasquistas como yo y como muchos otros, coincidimos, a fuer de católicos, en la urgente necesidad de que sea puesta fuera de la ley la Francmasonería. (Grandes aplausos.)
Todavía más. En algo más hemos de coincidir todos como católicos que somos. Es un hecho indudable que el mundo se rige hoy por grandes unidades históricas. Si los catalanes y vascos se apartan de España, caen, fatalmente, por ley de gravitación política, bajo un sistema de naciones anticristianas: Rusia, Francia, Méjico, o la masónica y vacilante Inglaterra. Por lo tanto: la táctica más elemental aconseja a los católicos vasquistas o catalanistas que se sobrepongan a su sentimiento regional, lo mortifiquen y lleguen incluso a sacrificarlo, con tal de salvar la Religión uniéndose a España, católica por esencia y por reacción formidable contra el desbarajuste de la Repúbilca laica, y aliada con el fascismo que representa un principio de tradición y que en Italia, Austria y Portugal se muestra no sólo respetuoso con nuestra Religión, sino dispuesto a seguir sus inspiraciones y a facilitar nuestro apostolado. (Aplausos.)
No se trata de un raciocinio abstracto. La realidad nos muestra la fuerza del anterior dilema. En San Sebastián, al arribo de las tropas libertadoras, los elementos comunistas y sectarios estaban a punto de imponerse. En Bilbao, en Barcelona, dominan ya, en absoluto, masones y anarquistas. ¿Cómo no van a dominar, si Companys y Aguirre recibe de Rusia y de León Blum subsidios, hombres, municiones, órdenes, todos sus medios de gobierno y de resistencia, en una palabra?
CRÍTICA DEL PARTICULARISMO. ELOGIO DE LA NUEVA ESPAÑA
Incluso como amantes de sus regiones, vascos y catalanes tienen el deber de incorporarse plena y lealmente a la unidad española. Voy a hablar con ruda franqueza.
Reconozco a mis paisanos y a mi tierra, hoy bañada en sangre y hecha una ruina, más de una cualidad; el método, el tesón en el trabajo, el espíritu de modernidad y de empresa, en cuanto a los hombres; y la variedad y brillantez, en el paisaje. Admiro también la región vasca, cuya naturaleza descubre poéticamente las virtudes de vuestro pueblo. Estos caminos bordeados por arboledas seculares, en que una yunta de buyes, cofiados con desvelo cariñoso por el labriego, se dirige a la alquería robusta y limpia. Esta abundancia de hierro puesto al servicio de la industria y del tránsito. Esta neblina, que asciende melancólica, igual que incienso, y besa las ermitas suspendidas en los cortados picos. Hermosa tierra, noble y generso carácter. Pero, a pesar de estas cualidades, desengañémonos de una vez, ni Cataluña, ni las Vascongadas, se bastan a sí mismas, y sobre todo, ninguna de ellas es un valor universal.
Mientras vuestros hombres se ciñen a Vasconia, pasan inadvertidos en la historia del mundo. Cuando vuestros hombres se incorporan a España, alcanzan el más subido punto de universalidad. Dos ejemplos nada más: Juan Sebastián Elcano da, por primera vez, la vuelta al mundo geográfico; e Ignacio de Loyola, en el librito áureo de sus Ejercicios Espirituales, da también por primera vez la vuelta al mundo de las ideas planteando y resolviendo, en términos cristianos y españolísimos, el fin del hombre como tal y los medios que debe emplear para lograrlo. (Aplausos.)
Y prescindiendo de argumentos indirectos o negativos, ¿por qué no ha de bastar para entusiasmarnos y arrebatarnos en pos de ella la grandeza misma de la nueva España imperial? Si alguien debe cercenar nuestros fueros o el excesivo uso de nuestro idioma, no será, hermanos vascos, ni Aragón, ni Navarra, ni Andalucía, ni Galicia, ni Mallorca, por muy alto que haya rayado su heroísmo en la guerra actual, la llamada a ello; será España, nuestra madre España, que no quiere distingos entre sus hijas, ni admite que se denuesten entre ellas, y cuyos mismos castigos son amables porque los imponen santas manos maternales. (Ovación.)
Y desvanecido ya ese temor, ved qué grande y hermosa surge la España próxima a dictar sus leyes fundamentales. Ved cómo la engendramos todos sus buenos hijos, sin exceptuar a los vascos y catalanes, que hemos dado y damos mucha sangre al movimiento libertador. Ved cómo la forja esta personalidad providencial, este Generalísimo sonriente, comprensivo, dotado de extraordinaria intuición y de fino sentido cristiano y español, este Franco, rayo de la guerra y amante de la paz y del hogar y que tanto quiere a los vascos y a los catalanes.
Su España, nuestra España, va a conciliar todas las clases sociales, dando al obrero, mejor que verbalismos y que sistemas, pan para sus hijos, esperanzas para sus méritos y cualidades, formación profesional, patriótica y cristiana, y la consideración a que tienen derecho los que al lado de la nobleza y del rico derraman su sangre en los campos de batalla. Nuestra España va a ser católica de veras, no de mentirijillas, porque el Estado nuevo facilitará al sacerdocio un amplio y fecundo ejercicio de su labor redentora. Nuestra España, sin permitir que en cada región exista una cabeza y un corazón independiente, fomentará lo que hay de fecundo y legítimo en el amor al terruño y lo que hay de real en las diversidades comarcales, y además, en su cabeza y en su corazón, localizados seguramente en Madrid, estarán comprendidas fibras de todas las regiones, de todos los oficios y preofesiones, contribuyendo a la harmonía y grandeza de la Nación totalitaria.
Te saludo y te canto, España imperial. Acechen tus dos águilas el Mediterráneo y el Atlántico. Cébelas y ríjalas el Caudillo que Dios ha suscitado. Sobre ellas, se dibuja una corona de Imperio, y encima de la corona, una Cruz, la Cruz que extiende sus brazos hacia el imperio de ayer, la Cruz que ha iluminado durante veinte siglos el trascendental camino de España. (Ovación, que se prolonga durante varios minutos. Vítores a España y al Generalísimo y mueras a la Masonería.)
INDICE
ÍNDICE
Páginas
PRIMERA PARTE
La Masonería, constructora de la Historia
Salutación....................................................................... 7
Tema de la conferencia..................................................... 10
Pretensiones de la Masonería............................................. 13
Demostración documental de estas pretensiones
de la Masonería............................................................... 15
Procedimientos masónicos para construir la His-
toria.............................................................................. 17
Comprobación documental de los tres procedi-
mientos mencionados....................................................... 20
La Masonería imita simiescamente al Creador...................... 24
SEGUNDA PARTE
El separatismo, obra de la Masonería
Una película muy cara...................................................... 27
Pérdida de nuestras colonias............................................. 28
El separatismo amorfo...................................................... 31
Aparición y primeros éxitos de la Lliga Regio-
nalista............................................................................ 36
La Asamblea de parlamentarios.......................................... 40
Etapa de Acció Catalana. Reforma constitucional
de la Masonería................................................................ 46
Internacionalización del problema catalán y vasco.
Caída de la Monarquía....................................................... 50
Los Estatutos y su cariz masónico....................................... 59
Labor oculta de la Masonería en San Sebastián.
La Logia protestante. Los rotarios....................................... 62
TERCERA PARTE
Hacia la nueva España
Hay que declarar ilegal la Masonería................................... 69
Crítica del particularismo. Elogio de la nueva
España............................................................................ 71
ACABA DE PUBLICARSE
TEODORO TONI, S. J.
ESPAÑA VENDIDA A RUSIA
Este libro dibuja la garra del
Soviet atenazando a España
145 páginas con grabados Precio: 2 peseta
PRÓXIMAMENTE
BARÓN DE SANTACLARA
EL JUDAÍSMO
Judas ha comprado a España. Lo demuestra el
Barón de Santa Clara con pruebas aplastantes.
80 páginas aproximadamente Precio: 1 peseta
VOLÚMENES PUBLICADOS.
I.-J. TUSQUETS, LA FRANCMASONERÍA, CRIMEN DE LESA PATRIA (3ª edición).
Precio: 1 peseta
II.-A. PÉREZ DE OLAGUER, EL TERROR ROJO EN CATALUÑA (2º edición).
Precio: 1 peseta
III.-TEODORO TONI, S. J., ESPAÑA VENDIDA A RUSIA.
Precio: 2 pesetas
IV.-J. TUSQUETS, MASONERÍA Y SEPARATISMO.
Precio 1 peseta.
EN PREPARACIÓN
J. TUSQUETS, PBRO.
LA MASONERÍA Y EL OBRERO
Conferencia pronunciada el día 21 de marzo
De 1937, en el Teatro Principal, de Zaragoza.
Texto revisado y completado por el autor.
(1) Asistieron a la conferencia los Excmos. Sres. Alcalde, Presidente de la Diputación y representaciones de las Milicias y de las entidades más importantes.
(2) Ritual del Aprendiz, edición oficial del Gran Oriente Españo. Discurso del H. Orador, página 80.
(3 )Ritual del Aprendiz, página 58.
(4) S. D. N., super-état maçonnique. París, Beauchesne, 1936.
(5) Ritual del Aprendiz, página 70.
(6) Ritual del Aprendiz, discurso del H. Orador, página 82.
(7) MANUEL POLO Y PEYROLÓN. Intervención de la Masonería en los desastres de España, página 98. Los documentos citados por el señor Polo procedían del archivo antisectario de Fortuny, hijo político del general Prim. Muchos de ellos los he tenido en mis manos.
(8) Diccionario enciclopédico de la Masonería. Habana. Suplemento, página 8.
(9) Los Secretos de la Masonería, folleto, páginas 66 a 69.
(10) Para abreviar, prescindo del movimiento de Izquierda catalana, cuyo eje fué Pedro Corominas y cuyo órgano era El Poble Català.
(11) Boletín Oficial del Grande Oriente Español, número 303, páginas 104 y 105.
(12) Idem id., número 314, página 45.
(13) Idem íd., número 314, página 49.
(14) Prólogo a los “Discursos pronunciados en el Parlamento” por los mencionados señores.
(15) Reseña citada, páginas 4 y 5.
(16) Boletín oficial y Revista Masónica del Grande Oriente Español, número 366.
(17) Reseña histórica del Grande Oriente Español. Sevilla, 1926, página 68.
(18) Reseña citada, Madrid, páginas 35 y 36.
(19) Reseña citada, página 38.
(20) Resñea citada, página 39.
(21) Como yo no pertenezco a ningún partido, puedo y debo ser imparcial, y por lo tanto quiero hacer constar que el señor Alba y casi todas las personalidades de la Lliga, se han adherido desde el primer instante al movimiento de Franco.