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Atzo Atzokoa

Autor:  Eizaguirre y Marquinez, Emiliano, (autor)
Título: Causas del contagio de la tuberculosis y medios de evitarlo : cartilla antituberculosa / por Emiliano Eizaguirre.

Notas:  14 p. ; 17 cm
Subtít. precede al tít. - En portada: Campaña antituberculosa patrocinada por la Excma. Diputación Provincial de Guipúzcoa. - Uno de los ejemp. procedente de Eusko Ikaskuntza

Editor: San Sebastián : Imprenta de la Voz de Guipúzcoa, 1912.
Materia:        Tuberculosis--Prevención.
CDU:    616-002.5-084
SIGNATURA
LOCALIZACIÓN
ESTADO
C-243 F-6
FONDO DE RESERVA
No prestable

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Causas del contagio de la tuberculosis
y medios de evitarlo

POR
EMILIANO EIZAGUIRRE
DOCTOR EN MEDICINA

 

Campaña antituberculosa patrocinada por la
Excma. Diputación Provincial de Guipúzcoa

 

SAN SEBASTIÁN
Imprenta de “La Voz de Guipúzcoa”
1912

 

Cartilla Antituberculosa

Causas del contagio de la tuberculosis
y medios de evitarlo

POR
EMILIANO EIZAGUIRRE
DOCTOR EN MEDICINA

 

Campaña antituberculosa patrocinada por la
Excma. Diputación Provincial de Guipúzcoa

 

SAN SEBASTIÁN
Imprenta de “La Voz de Guipúzcoa”
1912

 

LA TUBERCULOSIS

Plaga la más terrible que sufre el género humano, azote del que no se libra ningún país, que no respeta edades, ni clase social alguna y la más mortífera de cuantas enfermedades contagiosas existen, es motivada por un microbio que lo descubrió Koch y que por eso lleva su nombre, y es de tal modo contagiosa que supera al cólera, viruela y otras enfermedades tan temidas por el género humano.

La única causa de esta enfermedad es el bacilo de Koch; este bichito mil veces menos que la cabeza de un pequeño alfiler, lo contienen todos los tuberculosos y ellos son los que con sus esputos, con el pus de sus úlceras, con sus deposiciones, contagian á los individuos sanos, pues es tan enorme el número de microbios tuberculosos que contienen esas materias que es difícil librarse del contagio si previamente no son destruidas.

De entre esas materias que expulsan los tuberculosos la más temible es el esputo, en primer lugar, por ser más frecuente la tuberculosis de los pulmones y además porque hayesputos que contienen la enorme cantidad de 300 millones de bacilos de Koch, que suponiendo que un enfermo escupa una vez por horas, en 24 horas habrá expulsado 7,200 millones de microbios mortíferos que nos asedian, y aunque con nuestras energías podamos destruir la mayoría, no somos potentes para tan exorbitante número y vencidos en la lucha nos hacemos tuberculosos yendo á sumarnos la mayoría de las veces al número de víctimas que sufre la humanidad por tan terrible azote.

También las úlceras que supuran y las deposiciones de un tuberculoso con lesiones en el intestino son capaces de contagiarnos, pero no tan facilmente por ser menos frecuentes y porque no tienen las facilidades como el esputo, pues las ´lceras son curadas por determinadas personas que ponen ciertos cuidados aconsejados generalmente, y las deposiciones son recogidas y expulsadas á sitios convenientes.

El esputo es, pues, el que más facilmente nos contagia por su número y porque continuamente nos asedia, pues debido á la falta de cultura del pueblo es cosa corriente que cualquier persona escupa en el suelo, ese esputo se seca y es convertido en polvo, y al barrer, al andar levantamos ese polvo, se mezcla con el aire que respiramos, y á nuestros pulmones va, y de encontrar facilidades allí se queda, fructifica y convierte aquella persona en un tuberculoso.

Esta foma, la más general del contagio, no es la única; personas un poco más delicadas no escupen en el suelo, lo hacen en su pañuelo, y como es un tejido que absorbe tan facilmente el agua que contiene el esputo, se seca éste facilmente y al cogerlo, las manos de aquella persona están repletas de microbios tuberculosos; os saludan, os dan cualquier alimento, cualquier objeto, y ver cómo sin saberlo os ponen en peligro del contagio. Ese mismo pañuelo al secarse por completo el esputo, á cualquier movimiento con él se haga al sacarlo del bolsillo, expulsa al aire millones de bacilos de Koch, y ese aire será respirado por vosotros.

¿No es horrible las múltiples y fáciles condiciones de contagio que motiva el esputo de un tuberculoso? ¿pues por qué no recoger ese esputo y destruirlo? Si ese esputo es recogido en una escupidera, si esa escupidera es recogida por una persona que conoce sus peligros y, teniendo como tenemos medios, es destruido el bacilo de Koch que contienen, habremos destruido la causa y por lo tanto habremos evitado el contagio de la tuberculosis y con ello habremos salvado á la humanidad de su terrible azote.

La tuberculosis no tan solo la padecen el género humano, es frecuente en muchos animales,  hé aquí cómo por mediación de los animales domésticos podemos hacernos tuberculosos.

Dos animales son los que más facilmente pueden contagiarnos la tuberculosis, la vaca y el cerdo. De estos animales comemos sus carnes, que de ser tuberculosas contienen el bacilo de Koch. Evitemos el contagio de estos animales, destruyamos sus carnes si son tuberculosas y nos habremos librado de una de las formas del contagio de la tuberculosis.

La vaca nos da más facilidades de contagio. Su leche es ingerida por la mayoría de las personas, si tuberculosa es la vaca bacilos de Koch puede contener su leche y si la bebemos hé aquí otra forma de contagio.

Si prohibimos la venta de leche de animales tuberculosos, ó de no poderlo hacer, esa leche es hervida en un cazo apado durante tres minutos antes de beberla, habremos matado todos los bacilos de Koch que pueda contener y nos habremos salvado de esta forma de contagio.

Para resumir: el bacilo de Koch es la única causa de la tuberculosis. ¿Lo contiene el pus de las úlceras de un tuberculoso? pues hirvamos ó quememos todos los objetos que son manchados por él; ¿lo contienen sus deposiciones? hagamos lo mismo; ¿lo contiene su esputo? recojámoslo y destruyámoslo; ¿lo contiene las carnes de animales tuberculosos? no las comamos; ¿lo contiene la leche de la vaca tuberculosa? hirvámosla antes de beberla. Hé aquí los puntos capitales para evitar la tuberculosis, y estando al alcance de nuestras fuerzas, pongámoslos en práctica y habremos evitado el contagio de la tuberculosis, única causa de la aparición de dicha enfermedad.

 

¿Cómo se contagia la enfermedad?

La tuberculosis se contagia porque los bacilos tuberculosos penetran en nuestro organismo: 1.º Al respirar el polvo en que queda convertido el esputo de un tuberculoso. 2.º Al aspirar las gotitas pequeñísimas de esputo que los tuberculosos esparcen á su alrededor al toser ó al hablar. 3.º Por ingerir alimentos de animales tuberculosos ó contaminados por una persona que lo sea. 4.º Por penetrar el bacilo de Koch en las pequeñas heridas de la piel ó de las mucosas.

 

¿Cómo puede evitarse el contagio de la tuberculosis?

La tuberculosis es la enfermedad contagiosa que más facilmente se puede evitar por ser conocidas las formas del contagio; así es que cualquier persona, por débil ó pobre que sea, lo evitará siempre que guarde las reglas que á continuación se exponen:

1.ª Toda persona, esté sana ó enferma, debe procurar escupir en tal forma, que sus esputos no sean un peligro para nadie, porque en nada puede conocerse, de buenas á primeras, si un esputo es ó no tuberculoso.

Para lograrlo no escupais en el suelo de los locales cerrados (incluyendo en ellos los coches, tranvías y vagones de los ferrocarriles), ni en el suelo de las calles concurridas, porque si lo haceis, el esputo se convierte en polvo al secarse; y al levanarse por las corrientes de aire, ó al barrer ó al andar, se mezcla con el aire que respiramos.

Escupir en las escupideras que existan en las habitaciones, y si sois tuberculosos llevar escupidera de bolsillo y escupir en ella. Si os veis en la necesidad de escupir en la calle, hacerlo en el arroyo, nunca en las aceras, pues éstas no son regadas tan fácilmente; además, que en ellas transita más gente y en las suelas de los zapatos puede adherirse el esputo.

No escupais en el pañuelo, porque al cogerlo teneis las manos manchadas por esputo, y si tocais á otra persona le impregnais con él. Además, como en el pañuelo se seca muy fácilmente el esputo, al sacarlo del bolsillo deja en el aire el polvo en que se convierte, y ya comprenderéis que si sois tuberculosos podeis contagiar á los demás y hasta vosotros mismos podeis agravaros.

Para lograr seguir todas estas reglas, es necesario colocar escupideras que se puedan lavar fácilmente y llenarlas con un líquido que deberá cambiarse con frecuencia, y  si escupen tuberculosos lo mejor es hervir el líquido y la escupidera. Si sabeis que sois tuberculosos escupir siempre en vuestra escupidera de bolsillo y encargaros de lavarla vosotros mismos (en sitios donde no se laven ropas ni utensilios para alimentos) con agua corriente, y de poderlo hacer, meter la escupidera en un cacharro que tengais para tal uso, ponerlo al fuego con agua y hacer hervir durante tres minutos por lo menos.

2.ª Al toser expulsais pequeñas partículas de esputo; pues para evitar que otra persona las aspire, poneros las manos delante de la boca cuando lo hagais, y si no lo hacen las personas que estén con vosotros, volveros la cara hacia el lado opuesto, cuando tosan.

3.ª En el polvo de vuestras habitaciones puede haber bacilos de Koch aunque no escupais ni seais tuberculosos por haber sido llevados adheridos á las suelas de vuestros zapatos, ó por haber penetrado de la calle polvo contaminado; pues para evitar respirar ese polvo ó el que se adhiere á las paredes, ropas ó muebles, no consistais que se haga la limpieza en seco, sino mojando el suelo, ó de lo contrario, empleando aparatos que al mismo tiempo que barren absorben el polvo, pero nunca puede compararse con la limpieza húmeda, que puede realizarse cuando el pavimento es de mosaico ó de linoleum.

Si las circunstancias os impiden guardar esta regla, advertid á las personas que hagan la limpieza del peligro de respirar el polvo, decidles que levanten lo menos posible y que respiren por las narices, pues de esa manera el polvo no llega tan fácilmente á los pulmones porque se queda adherido á las paredes de los múltiples recodos que tienen las fosas nasales.

4.ª Debeis tener mucha limpieza con las prendas de vestir, pues en ellas se deposita mucho polvo.

5.ª Los vestidos, cama y ropa blanca, así como la vajilla y todos los utensilios que han pertenecido á los tuberculosos, no deben ser usados por otras personas hasta después de haber sufrido una desinfección perfecta.

6.ª No os metais en la boca lapiceros, pipas, cepillos de dientes, cucharas, tenedores, mondadientes, ni vasos que los haya usado otra persona, pues como no teneis la garantía de que no sea tuberculosa, correis el riesgo de contagiaros la enfermedad. Todos estos objetos usados por otra persoona deberán ser lavados con agua caliente abundante y si teneis la convicción de que es tuberculosa, hacerlos hervir.

7.ª No bebais directamente de las botellas, pues dejais en los bordes la saliva que será mezclada con el líquido; y ya que á vosotros os daría repugnancia y comprendeis el posible contagio de la tuberculosis, no lo hagais.

8.ª Lavaros bien y con frecuencia las manos, sobre todo antes de comer, así como las uñas, dientes, boca en general, cara, bigote y barba.

9.ª No os metais los dedos en la boca ni en la nariz, ni rascaros la cara, ni morderos las uñas, ni os pellizqueis los granos; y si teneis alguna herida, protegerla convenientemente, pues si teneis las manos manchadas por el polvo que contiene el bacilo de Koch, podeis hacer que penetre en vuestro organismo.

10.ª No consintais que un niño se lleve las manos á la boca, ni objeto alguno, como chupetes, trozos de pan ó galletas, que los tienen como entretenimiento; y tan pronto se hallan en el suelo como en las manos de cualquier persona, ó como en la boca del niño.

11. No consintais que besen á los niños personas extrañs y menos si sabeis que son tuberculosas. Familiarmente puede besarse á los niños en la frente.

12. En la preparación, conservación así como en la ingestión de los alimentos se tendrá la mayor limpieza posible, sobre todo si han de ser comidos en crudo y procurar que las moscas no se pongan en contacto con ellos.

13. Antes de comer la carne ó beber la leche han de ser sometidas á gran temperatura sobre todo la leche, que debe hervirse en un cacharro cerrado durante tres minutos.

 

MÁXIMAS

La tuberculosis es una enfermedad muy contagiosa.
La tuberculosis se puede evitar.
La tuberculosis es producida por el bacilo de Koch.
El bacilo de Koch se encuentra en los esputos de los tuberculosos pulmonares.
El bacilo de Koch se encuentra en el pus de las úlceras de los tuberculosos.
El bacilo de Koch lo tienen las carnes de vaca y cerdo que son tuberculosas.
El bacilo de Koch lo tiene la leche de las vacas tuberculosas.
Si un tuberculoso escupe en el suelo os puede hacer coger su enfermedad.
El esputo de un tuberculoso puede contener 300 millones de bacilos de Koch.
Al secarse el esputo queda convertido en polvo.
Si respirais ese polvo os podeis hacer tuberculosos.
Si un tuberculoso respira ese polvo se agrava su enfermedad.
Si un tuberculoso escupe en su pañuelo en él deja los bacilos de Koch.
Si tocais ese pañuelo ó las manos de los que lo han tocado, cogeis esos bichitos que motivan la tuberculosis.
No escupais en el suelo.
No escupais en el pañuelo.
No toqueis las cosas manchadas por el pus de un tuberculoso.
No toqueis el pañuelo de otra persona.
Si lo haceis lavaros bien las manos.
No comais carnes de animales si no sabeis su procedencia.
No bebais la leche sin haberla hervido durante tres minutos en un cazo tapado.
Escupir en las escupideras.
Si sois tuberculoso escupir en vuestra escupidera de bolsillo que debereis llevar continuamente.
Si escupís en la calle hacerlo en el arroyo, nunca en las aceras.
Todo tuberculoso que sabiendo que padece tal enfermedad no guarde todas estas regals para evitar el contagio, incurre en un delito de moral.
Si toda la humanidad guardara estas reglas, se evitaría el contagio de la tuberculosis, y por lo tanto, desaparecería dicha enfermedad.



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