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Atzo Atzokoa

Autor(es) :     Ferraz Turmo, Vicente
Título (s) :    Biografía del merítisimo patricio bascongado Excmo. Sr. Don Pedro de Viteri y Arana, protector de la enseñanza

Editor :        Tipografía de Raimundo Altuna, San Sebastián
Año de publicación :    1908
Descripción :   32 p. ; 17 cm
Nota de autor (es) :    por Vicente Ferraz y Turmo
Materia :       Viteri, Pedro de
Clasificación : 929 Viteri, Pedro de
Copia : 187472 F. RESERVA : C-151 F-29

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BIOGRAFIA

del Excmo. Sr.

D. PEDRO DE VITERI

Trabajo premiado por el Excmo. Ayuntamiento de San Sebastián

SAN SEBASTIAN

Tipografía de RAIMUNDO ALTUNA

1908

 

BIOGRAFIA

del meritísimo patricio bascongado

 

Excmo. Sr.

 

Don PEDRO DE VITERI y ARANA

protector de la enseñanza

 

Por D. Vicente Ferraz y Turme, Catedrático,

Doctor en Derecho y en Filosofía y Letras

 

(Trabajo premiado en concurso,

por el Excmo. Ayuntamiento de

San Sebastián.)

 

 

 

Excmo. Sr. D. Pedro de Viteri

Bienhechor de la Enseñanza

 

 

EXCMO. SR.:

 

Terminado el plazo del concurso abierto por esta Comisión de Fomento para la presentación de trabajos acerca de una biografía del meritísimo patricio vascongado Excmo. Sr. D. Pedro de Viteri, el Presidente y vocales de la misma, constituídos en Tribunal de Jurado para la calificación de aquéllos, los han examinado minuciosamente y después de un detenido estudio exponen á V. E. el criterio que les ha merecido.

 

La obra que lleva por lema Si juvenis laboraveris senectutem habebis jucundam (Si de joven trabajas tendrás vejez tranquila) , es la que, á juicio de la Comisión , sobresale con notable diferencia de entre las cuatro presentadas al concurso, y reune condiciones excepcionales que hacen honor á la memoria del esclarecido mondragonés, bienhechor de la enseñanza.

 

Escrito con galanura de frase, clásico estilo y buen caudal de conocimientos literarios, el autor deduce oportunas consecuencias y saca provechosas enseñanzas de los actos filantrópicos del biografiado.

 

Quizás se atribuya á este trabajo un carácter filosófico y literario algo acentuado, pero hay que tener en cuetna que aun cuando por biografía se entiende en la palabra estricta, la historia de la vida de una persona, en opinión de los preceptistas es preferible el retraro moral de los hombres importantes á la exhibición meramente externa y formal de su fisonomía y de su vida.

 

No es, pues, la biografía en el lenguaje usual de la ciencia la descripción en general de la vida como fenómeno de la existencia, aunque su significación etimológica, interpretada al pie de la letra, tenga, en efecto, tal sentido.

 

Por ello la obra mencionada no se concreta á los límites escuetos de una simple recopilación de datos y noticias del personaje que están al alcance de un amanuense; su labor es más ardua y meritoria y los niños y los adultos leerán con claridad los brillantes conceptos expuestos.

 

Todas estas razones mueven á la Comisión que suscribe á reconocer en el opúsculo que nos ocupa un acabado estudio, palpitante de interés y de amenidad, de la persona y hechos memorables de Viteri, y tiene la satisfacción de proponer á V. E., que sea la elegida para publicarla.

 

Procedido á la apertura del sobre que ocultaba el nombre del autor, resultó éste el docto é ilustrado catedrático del Instituto provincial de Guipúzcoa don Vicente Ferraz, al que V. E. debe felicitar por tan estimable producción.

 

De los otros tres trabajos rubricados con los lemas Au guria da, Regeneración y Ordicia , hay que agradecer la buena voluntad y laboriosidad de los interesados al presentarse al concurso.

 

La Comisión , siguiendo la costumbre establecida en estos casos, ha respetado el incógnito de los autores no premiados, advirtiéndoles que podrán recoger sus trabajos en las oficinas del Ayuntamiento durante el período de un mes, pasado el cual serán archivados.

 

Hemos de indicar á V. E. lo conveniente de que se estampe en la primera página del folleto aceptado, la fotografía del insigne Viteri, para lo que, dados los patrióticos sentimientos de don Francisco López Alén, Director de la Revista Euskal-Erria , que lo ha publicado, no tendrá dificultad en facilitar el cliché.

 

Fuera de concurso presentó el diligente maestro de las escuelas municipales don Miguel Vallés un sentido soneto á la memoria del finado altruista, por lo que V. E. realizará un acto de justicia acordando un expresivo voto de gracias para dicho señor.

 

De sancionar V. E. con su aprobación cuanto se propone, procede que se abra un concurso enre los impresores de la localiad para la tirada de los 2.000 ejemplares de la obra elegida, la cual deberá ser encabezada con este dictamen en justificación del acuerdo tomado por la Corporación municipal.

 

Es lo que respecto de este particular tiene el honor de manifestar la Comisión que suscribe, á fin de que V. E., con su mayor ilustración adopte el acuerdo que estime más acertado para los intereses que le están encomendados.

 

San Sebastián 27 de Julio de 1908.

 

El Presidente

Julián de Salazar.

Vocales

Alfredo Camio.

Eduardo Vega de Seoane.

José Marino Arrieta

Alfredo de Laffitte.

 

Aprobado en sesión de 31 de Julio 1908.

POR ACUERDO:

El Secretario,

Antonio de Egaña

 

BIOGRAFIA

DEL MERITISIMO PATRICIO BASCONGADO

Excmo. Sr. D. Pedro de Viteri y Arana

PROTECTOR DE LA ENSEÑANZA

 

Si juvenis laboraveris senectutem

habebis jucundam.

Si de joven rabajas tendrás

vejez tranquila.

 

 

I Viteri y Mondragón. II Viteri y su obra.

III Trascendencia de la obra de Viteri. IV Guipúzcoa espera el

contagio de la generosidad. V Epitafio á Viteri.

 

 

El Excmo. Ayuntamiento de San Sebastián, respondiendo á honrosas tradiciones y á la feliz iniciativa de la Comisión de Fomento, representada por prestigiosos ediles de la Ciudad , ha querido publicar esta biografía del meritísimo patricio bascongado Excmo. Sr. D. Pedro de Viteri y Arana, como expresión de respetuosa simpatía y de reconocimiento; y para que el nombre y las acciones de tan preclaro varón, fundador de Centros de enseñanza, no caigan jamás de la memoria de la juventud guipuzcoana.

 

 

I

Si el caballero alavés don Domingo de Viteri halló en la joven mondragonesa doña Juana de Arana la excelente compañera de su vida, también encontró en la antigua Arrasate de Guipúzcoa la mejor patria para sus hijos.

 

Fueron éstos Pedro y José Bernabé de Viteri y Arana, que, en sus primeras mocedades, siguiendo el derrotero de sus padres, llegaron á Bayona de Francia, ansiosos de otear el panorama de la vida, que se presentaba movida y sonriente en las riberas del Adour. Allí, suavizaron su natural selvatiquez y aspereza, al influjo de una enseñanza napoleónica y de una educación que, si bien tenía su raigambre en viejas tradiciones cristianas, aceptó ingertos de las novísimas ideas del enciclopedimo francés.

 

Ampliada su instrucción en Inglaterra, don Pedro de Viteri entró en su primera juventud llorando la muerte de su padre, ocurrida en el año de 1847, y aunque ello adelgazó el temple de don Pedro, sirvióle de toque y aviso para completarse, que el hombre al fin, para llenar su hombría, ha menester el disfrute del infortunio.

 

Apoyado en el cariño materno y en el ánimo robusto de su hermano, ayudó á éste en hábiles y lícitas especulaciones, y en Madrid, y en Londres, y sobre todo en París, aprendió á conocer y amar á la humanidad, y en trato con esa diosa y esa bestia y ese enigma formó su carácter, amable sin frivolidad, seco sin brusquedades, calculador sin ambiciones, cortés y honrador de cuantos a él se lelgaban; hombre de regular estatura y de proporcionada complexión, llevaba en sus facciones expresivas y reciamente señaladas, ese natural bondadoso y reposado, embellecido por las mejores virtudes, la sencillez y la liberalidad: sin plegaturas y dobleces, de habla lacona, en el fondo de su psicología, no obstante su vivir cosmopolita, conservó siempre huellas firmes del tipo basco, la ecuanimidad, el equilibrio de facultades, el ponderado espíritu de los nacidos en el solar guipuzcoano, ánfora vieja que guarda el sabor de sus prstinas virtudes.

 

Eentrando en edad, don Pedro de Viteri amainó en sus andanzas matrimoniando en Inglaterra el 7 de Julio de 1874 con la joven inglesa y católica doña Celina Voody y Bland, y al abrigo de este nuevo hogar fué para él menos dura é inclemente la muerte de su madre, acaecida dos años después.

 

Durante algunos años amenizó su existencia recorriendo diversos países de Europa, sin levantar su asiento de las brumosas márgenes del Sena y sin dejar caer de la mente los recuerdos de su pueblo, centro de gravedad de todo pecho bien nacido, lanzado al negocio de la vida.

 

Por esto, y adueñado de la regular fortuna de su padre y de la no escasa riqueza de su hermano, José Bernabé, al morir éste trasladóse don Pedro con su esposa en 1892 á Biarritz, á donde llegan frescos los aires de su tierra; y allí ha vivido en no inquietada holgura, en casa construída á su placer, mirando con honesto apartamiento el bullicio del mundo. Y al amor de la lumbre, á la sombra de las alamedas y los tilos, y al rumor de la fontan de su huerto que el viento orea, ha esperado la hora de la partida, que la Providencia fijó para el amancer del 22 de Mayo de 1908, no sin haber agraciado con los últimos Sacramentos á este clarísimo varón, qu enacido el 18 de Julio de 1833 en la villa de Mondragón y cristianizado con las aguas del Deva, ha dedicado parte de su vida á las obras de misericordia.

 

Mondragón pudo envanecerse con sus anales: nombre le dio un Rey sabio, amador de la sabiduría; gloria le dio un historiador, amigo íntimo de Cervantes; mercedes le da un filántropo celoso de su porvenir.

 

Al entierro del Excmo. Sr. D. Pedro de Viteri asistieron, testimoniando su gratitud, escogidos representantes del Ayuntamiento de Mondragón; y así también, la Corporación Municipal de San Sebastián envió en su nombre y en el de su digno Presidente, Excmo. Sr. Marqués de Roca-Verde, al culto literato y concejal donostiarra don Alfredo de Laffitte; y aunque por agobios del tiempo no pudieron acudir á Biarritz representaciones de otros municipios favorecidos por el señor Viteri, no dejaron de expresar condolencia ni de rendirle funeral tributo.

 

 

II

Don Pedro de Viteri, en las íntimas confidencias con su hermano, reclinaba en el de éste su parecer, y ambos, discreteando sobre la delicada cuestión de sus intereses, dieron en la fecunda idea de sembrarlos en la tierra santa de sus primeros é íntimos cariños, para que saciaran el hambre de la mente los hijos de aquellas gentes que contemplaron su niñez, para que fueran alguien, para que los guipuzcoanos llevaran sus alientos y su empuje á la renaciente España, ávida de cultura, de cultura primera y práctica, que ayuda y avalora al trabajo fabril y agrícola, amarrado aún al yugo de la rutina.

 

Desde la muerte de su hermano, perseguía don Pedro de Viteri, con obsesión candente, la idea sugerida por aquél; pero asentado en el criterio senequista de ordenar la liberalidad, se detuvo en el reparo de las muchas dificultades del dar con juicio y del no derramar al acaso y con ímpetu; porque yerra quien piensa que ello es acción fácil; antes bien, la sencillez y la liberalidad son virtudes que, si se ejercitan sin medida, fácilmente se convierten en daño y ruina de quien las tiene.

 

A la primera salida que hizo por la tierra de su padre, este nuevo Quijano el Bueno, á socorrer desvalidos y remediar necesidades, con el bolsillo repleto de billetes, arma lucida y triunfante, acosado por tropel de pedigüeños hubo de volver grupas; y sin tiempo para sacudirse el polvo, salió de Villarreal de Alava, refugiándose en la Fonda Pallarés en Vitoria, desde donde regresó en seguida, con su señora, á Biarritz, en buca de mejor armadura, la prudencia.

 

Cauto y observador, hizo su segunda salida en derechura á su pueblo, Mondragón, adonde lelgó el 23 de Abril de 1893; allí, después de tantos años de ausencia, como elperdido personaje de la leyenda homérica, lloró al ver elevarse el humo azulado de su tierra natal: el plañidero tocar de las campanas; la hosquedad de aquellos caserones solariegos; la vetustez del campanario y el revoloteo de las golondrinas de aleznado pico que también se marcharon y volvían al nido de sus amores, todo eso trajo á Viteri, entre congojosa alegría, el recuerdo de los apartados albores de su vida; y al respirar el aire de aquellas cumbres y de aquellas praderas enfloradas que se recuestan en el Aránzacu y en Santa Bárbara, sintió el calor y halago de la patria, y arreció en el deseo de hacerse digno de su pueblo.

 

Pronto mostró sus intenciones, que hincharon el ojo al alcalde, quien, con presta celeridad y discreto proceder, las comunicó á sus compañeros de Ayuntamiento.

 

Queriendo dedicar un recuerdo á Esteban de Garibay, sobre las ruinas de la casa donde naciera el célebre bibliotecario, mandó construir don Pedro Viteri un edificio destinado á Juzgado Municipal, mostrando singular empeño en que se asemejara á la primitiva vivienda del ilustre paisano, y ello, en cierto modo, se consiguió, tomando como base un dibujo hecho en 1868 por el señor Becerro de Bengoa.

 

Después de la visita de don Pedro Viteri á Mondragón el año de 1898, anticipando por indicaciones de la amistad el ofrecimiento que había hecho para después de su muerte, decidió construir un edificio para Escuelas, á cuyo objeto había dispuesto previamente comprar terrenos y pedir al Ayuntamiento los datos y cálculos precisos para que la obra satisficiera las necesidades y los deseos del pueblo.

 

Mientras se construía el templo escolar, bajo la dirección del distinguido arquitecto señor Aladrén, distraía Viteri su liberalidad adornando la villa con hermosos jardines, proyectando la construcción de nueva iglesia y levantando un magnífico mercado cubierto. Terminadas las Escuelas en 1899, y dotadas de material escogido las Aulas y la Sala de Dibujo, el señor Viteri, de acuerdo con distinguidos representantes de la provincia estableció las bases de la fundación, constituyendo el Patronato los señores Presidente de la Diputación y de la Audiencia y el Director del Instituto General y Técnico de Guipúzcoa, más una Junta ó Comité, que actúa en el pueblo bajo la presidencia del señor Alcalde.

 

El día 8 de Mayo de 1902 se verificó la inauguración de las Escuelas Viteri. A las once y media de la mañana salía de la Casa Consistorial de Mondragón la comitiva, presidida por don Pedro de Viteri, llevando á su derecha al Excmo. Sr. Presidente de la Diputación de la Provincia , señor Machimbarrena, y á su izquierna al señor Alcalde de Mondragón, don José María Errasti: seguían después el Presidente de la Audiencia Provincial , don Ventura de Barcaiztegui; el Director del Instituto, don Rufino Machiandiarena, y otros muchos invitados. Luego, acompañada de amables señoras y señoritas de la población, doña Celina Voody y Bland, digna esposa del donante. El pueblo acudió al acto y agasajó á los bienhechores y á los señores del Patronato. En el edificio de las Escuelas, el señor Machimbarrena pronunció elocuente discurso circunstancial. El niño Gonzalo Alberdi entregó á don Pedro de Viteri el título de hijo predilecto de la villa de Mondragón, extendido en artístico pergamino, por acuedo del Ayuntamiento, y al depositar tan hermoso documento en manos del señor Viteri, dirigióle sentida salutación en verso: de igual modo, la niña Marcela Echeberría, presentó á doña Celina Vood de Vieri una placa de hierro con incrustaciones de oro, como expresión de reconocimiento, saludando también en verso á tan obsequiada señora. El ilustrado Profesor D. Félix Arana que, con su esposa D.ª Teresa Gutiérrez, dirigían las Escuelas, prometió corresponder con solicitud y empeño á la confianza en ellos depositada por el Patronato, al encomendarles el cargo. Levantóse luego el eminente jurisconsulto don Wenceslao Orbea quien, con reposada y sincera expresión, saludó al señor Viteri, en nombre de la Sociedad Bascongada de Amigos del Páis, entregándole el diploma é insignias de Socio Honorario de dicha Sociedad. El diputado provincial y sabio mentalista don Ricardo de Añíbarro, en nombre de la Junta ó Comité, y de la autoridad local, contestó á los anteriores discursos enalteciendo la fundación que inauguraban en aquel acto. Terminado éste, se trasladó la comitiva á la Casa Consistorial , donde fué servido suculento banquete, que cerró con caluroso brindis el señor Barcaiztegui.

 

Momentos después salían del pueblo los señores de Viteri é individuos del Patronato, siendo despedidos con incesantes aclamaciones.

 

A más de lo gastado para arreglos y para las diversas construcciones indicadas, el señor Viteri entregó 200.000 pesetas nominales, como base para el sostenimiento de la fundación escolar en Mondragón, que cuenta con tres profesores, á cada uno de los cuales se les asignó un sueldo anual de 2.000 pesetas.

 

El señor Viteri se siente más grande cuanto más mengua su fortuna; poco tiempo después de haber podido apreciar personalmente los resultados excelentes de su obra en Mondragón, se le ve cabildeando con el distinguido Arquitecto irunés don Juan José Aguinaga, y paulatinamente ha ido dotando de sendos edificios escolares á los pueblos de Fuenterrabía (82.906 pesetas), Rentería (65.395), Pasajes de San Juan (25.697), Pasajes Ancho (28.738), Irún (80.000), San Sebastián (65.000), Arechavaleta (36.000), Hernani (48.000) y Urnieta (20.000). El desprendimiento del señor Viteri, en conjunto, puede decirse que asciende, en vida, á la cantidad de 774.600 pesetas.

 

La inauguración de las Escuelas de San Sebastián en 9 de Mayo de 1905, construídas en el barrio de Gros, y que llevan el nombre del generoso fundador, constituyó un acto solemnísimo en las fiestas celebradas en esta capital con ocasión del Centenario de la publicación de la Primera parte del Quijote: las autoridades y el pueblo manifestaron su respeto y simpatía al espléndido protector de la enseñanza, y el Claustro del Instituto hubo de asociarse á este homenaje en honor de Viteri, dedicándole el discurso que acerca de Cervantes leyó en la velada literaria uno de los catedráticos de dicho Centro docente. Gratísima le fué esta manifestación de simpatía del elemento intelectual, pues más de una vez hubo de manifestar al señor Director del Instituto Provincial, don Paulino Caballero, sus vivos deseos de corresponder á la galanía del Claustro, ofreciendo llenar un hueco en la Biblioteca y completar con material moderno los gabinetes de experimentación.

 

Al pueblo de Fuenterrabía le cabe el honor de haber iniciado una delicada expresión de agradecimiento al benemérito fundador de escuelas, indicando á la Excma. Diputación su anhelo de que solicitase del Gobierno la concesión de la Gran Cruz de Alfonso XII para el excelentísimo señor don Pedro de Viteri, honro que se apresuró á conceder el Gobierno de S. M., y que el señor Viteri recibió con emoción y agrado, aunque su modestia no le invitó sino raras veces á ostentar insignias de tal valía, puestas en sus manos por amigos cariñosos.

 

Reveladora de la delicadeza de espíritu del Presidente de la Comisión de Fomendo, don Julián de Salazar, es la iniciativa de este obsequio póstumo, de este trabajo biográfico, señero de la huella que dejó un muerto glorioso. Y rivalizando los demás vocales de la Comisión en el deseo de señalar con firme relieve la labor del señor Viteri, propuso igualmente don Alfredo de Laffitte que se fijaran carteles en las Escuelas con el nombre del generosos bienhechor de la enseñanza.

 

En la variedad de medios ambientales en que Viteri ha soñado la vida, ha podido comprender que la ilustración es el termómetro de la personalidad; que el hombre es tanto más hombre cuanto más sabe y cuanto más trabaja; por eso se ha entregado todo entero á esta verdad, y en su postrer disposición testamentaria, otorgada en 1903, ha vaciado su fortuna en las Escuelas, para que los guipuzcoanos acrecienten su valía. Guipúzcoa recogerá con cariño la herencia y no caerá en seco ni en vacío.

 

 

III

El noble desprendimiento del excelentísimo señor don Pedro de Viteri es de suma trascendencia, porque el problema de la enseñanza es vitalísimo en el orden de las sociedades; y porque no es sólo un problema filosófico que á los filósofos ha preocupado y preocupa; ni es solamente un problema político, que los políticos discuten y no arreglan; es también y por modo principal, después de discutido con serena amplitud, un problema ó una cuestion de dinero: pretender una enseñanza sin dinero, ha dicho no sé quién, es como querer vijar por los paseos celulares de una cárcel; y no en verdad porque el dinero haya de significar precisamente, y menos en esta Provincia, un aumento de Escuelas, que llegaría á ser vicioso, sino porque con ese principalísimo elemento se pueden perfeccionar los medios y los agentes de la enseñanza, modernizando el material científico y mejorando la condición de los maestros, para atraer á la misión docente á la juventud escogida y estimular con premios á los que la ejercen, á fin de que su fatigosa labor se aliente con la recompensa.

 

Los grandes maestros Platón y Aristóteles, que engrandecieron la pequeñez de Grecai, dejaron escrito que los pueblos atentos á la educación de almas niñas, tenían ganado el porvenir; que la enseñanza es la profecía de un destino heguemónico y dominador.

 

La Escuela es el alma de la sociedad; error es creer que se peude mejorar el imperfecto estado social con reformas políticas, concediendo vanos derechos al hombre sin haber concedido al niño el derecho positivo de la instrucción, pedestal de su vida civil; querer renovar un estado social en conjunto sin asentar la infancia de cada hombre en el sólido fundamento de la instrucción es como pretender hermosear un jardín sin cuidar particularmente con esmero lso primeros brotes de las plantas y de las flores.

 

En la Escuela se siembra la enseñanza de la vida; en la Escuela se comienza á sentir el soberano amor á la patria: en la Escuela se pueden convertir la indiferencia y el despego del niño en entusiasmo y fervor, la frivolidad y atolondrameinto en firmeza y serenidad, en docilidad la displicencia; en la Escuela nace esa correitne de afecto entre los niños, que es base de la ulterior convivencia, tranquila y plácida; en el silencio de la Escuela se comienza suavemente á amanojar la nativa inquietud del niños, preparándole para someterse al yugo de la disciplina social; en la Escuela se despierta la dormida virtud de la atención, centuplicadora de la fuerza intelectual; la ciencia se ensancha con la atención y la laboriosidad; atendiendo, Newton, descubrió la ley de la gravitación universal; Galileo pensó en las leyes de la oscilación del péndulo; por su laboriosidad, Lincoln, molinero á los 20 años, fué á los 50 Presidente de los Estados Unidos del Norte de América, y el hijo del curtidor Pasteur llegó á ser rey del laboratorio científico, yel Papa Urbano IV, hijo de un zapatero, aprendió el camino del Vaticano; mirad á uno y otro lado y veréis repetidos los ejemplos.

 

La Comisión de Fomento de la Excma. Corporación Municipal de San Sebastián, inspirada en sano criterio pedagógico, ha puesto singular empeño en fomentar el desarrollo de la enseñanza en la capital de Guipúzcoa. La opinión mira con simpatía la tenaz labor del digno Presidente y de los señores Vocales de dicha Comisión, que se han entregado á estas cuestiones con fecunda actividad y con el cariñoso entusiasmo de excelentes patriotas. Prueba de ello es el número de Escuelas que, con hermosos edificios, posee la capital de Guipúzcoa, sin contar las proyectadas para el ensanche Oriental y el Distrito de Amara: en punto á instrucción primaria, no sólo por la munificencia municipal, por el número de Escuelas y por la espaciosidad y holgura de sus locales sino por la excelencia de su profesorado, San Sebastián está casi á la altura de las poblaciones de Suiza, Inglaterra y Alemanai; y ese casi, habrá tal vez que suprimirlo el día que se establezcan Escuelas graduadas, con enseñanza cíclica y concéntrica, sistema de eficacísimos resultados.

 

Igualmente procura con honroso empeño, la ciudad de San Sebastián, atender á la isntrucción post-escolar, sosteniendo una Escuela de Artes y Oficios, llamada á más amplio y positivo desarrollo.

 

Es indudable que la enseñanza post-escolar (Escuela de Artes y Oficios, Escuelas nocturnas de adultos) son las que más deben llamar la atención y despertar el interés de los Gobiernos, de los Municipios y de los particulares, si se queire elevar el nivel moral del pueblo y prepararlo decorosamente para el negocio de la vida; el niño que, arrancado de la escuela primarai y convertido en obrero del taller y del campo, olvida lo aprendido en sus primeros años, ha caído en el analfabetismo por culpas de la sociedad, que no ha fomentado esas instituciones post-escolares; obligad con estímulos positivos al obrero, obligadle, pese á la fatiga corporal y pese al avasallador dominio de la taberan, obligadle á asistir á las Escuelas nocturas; ¿cómo? dadme algunos Viteri y llenaremos de alumnos estos Centros, y conseguiremos que haya artífices y campesinos hábiles y campesinos y artífices de regular cultura.

 

Después de todo, para alternar con la mayoría de las gentes, al obrero le es suficiente defender sus primeros conocimientos, para no caer en la rusticidad y grosería, y apoyar esas adquisiciones cerebrales en sólida base moral y en noble espíritu cívico.

 

Sobre ese humilde pero sólido pedestal, despertador del espíritu de observación y avivador de la inteligencia, pueden erguirse; que no es menester ostentar la toga universitaria para ganar honores y provecho: hombre de blusa era Guttenberg y dio alas al pensamiento, descubriendo la imprenta; Fulton, humilde tallador de diamantes preparó la navegación á vapor; el carpintero Gramme inventó la primera dinamo eléctrica industrial; el obrero Ruhmkorff, la bobina de inducción; Breguet, relojero, el telégrafo eléctrico; Stephenson, oscuro minero, la locomotora; Faraday era encuadernador; Edisson, vendedor de periódicos; un progenitor del actual prócer inglés Mr. Chamberlain, era modesto constructor de tornillos y discurró la manera de adelgazar el remate de la espiral del tornillo: todo esto lo ha dado la Escuela , desperando las primeras ideas; enseñando las nociones de las cosas; borrando las nebulosidades de las mentes; desarrollando el espíritu observador; castigando la pereza, vivero de la vulgaridad; alentando el amor al trabajo, que perfecciona y ennoblece al hombre.

 

La segunda enseñanza, que ha de servir de base para la adquisición de cultura enciclopédica, preparatoria de ulterior trabajo de especialización en las Facultades, también es problema de dinero. Prescindimos aquí, por ser impertinente, de la debatida cuestión que se refiere á las materias que han de constituir esa segunda enseñanza; si ha de ser clásica, siha de ser moderna; la damos por resuelta, aceptando cualquier conclusión.

 

Si hubiéramos de hacernos eco del pensar de los intelectuales que nos rodean, diríamos que Guipúzcoa pide para sus hijos, sometidos al régimen general de la enseñanza, un plan enciclopédico limitado y progresivo, de tal manera que iniciado un estudio en el primer año, se prosiga con él hasta el sexto, afianzando así el conocimiento de lo esencial, en vez de perder el tiempo asomándose á todas partes sin enterarse de nada, y picoteando en todas disciplinas; urge, por decoro de la enseñanza y de los que la dirigen, acabar con el ridículo sistema de studiar, v. g., lengua francesa y gramática latina en dos cursos cortos, de lección alterna. Prescindimos de esto. Lo que no podemos dejar de decir es la gran conveniencia de llevar á esa enseñanza preparatoria más savia popular, más gente del pueblo, que no ha de ser tal enseñanza exclusivamente para las familias de regular acomodo: ¿cómo se conseguirá esto? con Viteris; con Viteris que establezcan becas, que pidan á los maestros en cada pueblo un joven escogido entre los sobresalientes de la Escuela , y lo empujen á la vida intelectual, si es su elemento. Y así como los Viteri del porvenir deben poner especial empeño en llevar á la vida intelectual á jóvenes que estudiando habían de ser más útiles que manufacturando, así los Centros docentes deben poner vigoroso empeño en seleccionar, al fin de la jornada, lanznado al campo, al taller, al mostrador, á la fábrcia, á esas medianías que la burguesía manda á los claustros, con vanidad y despreocupación censurables, medianías incapaces de asimilarse las exquisiteces de la ciencia, pero aptos quizás para prestar y prestarse otros servicios con rumbo orientado en razón de sus disposiciones. Es lamentable ver muchachos de esa clase media sin vigor físico, sin empuje intelectual, víctimas de la idolatría del título académico, arrastrarse por los Institutos y Colegios, combados al peso del trabajo cerebral incesantemente acrecido, pues la carga científica, con los inventos nuevos, no está en proporción con sus menguadas fuerzas: son jóvenes y son familias que han equivocado el camino, y su equivocación no sólo es á ellos funesta sino también á la sociedad. Así, las Universidades podrían laborar más holgadamente y con más fruto en su respectiva especialidad científica, y no lanzarían á la vida social ese tropel de sofistas, titulados ininteligentes é ineducados, que prestan menguadísimo servicio al Estado, á la sociedad y á la familia.

 

 

IV

La generosa acción de don Pedro de Viteri tiene también muy alta trascendencia, porque es de reparar la singularísima y misteriosa atracción que en sí lleva todo acto bueno. Viteri puede ser el verbigracia ó ejemplo de la generosidad encauzada hacia esta obra de misericordia “enseñar al que no sabe”.

 

En otras naciones de Europa y América la iniciativa particular ha coadyuvado á la acción oficial, estableciendo fundaciones escolares para levantar el nivel de cultura de las clases inferiores; el escocés Carnegie y el norteamericano Rockefeller ocupan puesto de preferencia entre la juventud, educada al amparo de sus opulentas fundaciones. En España no han faltado tampoco espíritus levantados que han sacrificado su posición al fomento pedagógico; sin hablar de las Escuelas Aguirre, creadas en Madrid por el Excmo. Sr. D. Lucas Aguirre y Juárez, y de las Escuelas Asilo Sotés, fundadas por el ilustre ex magistrado don Valentín Sotés y San Martín, sin hablar de la Colonia Escolar del Ave María que en Granada organizó el Catedrático de aquella Universidad y Canónigo del Sacro Monte don Andrés Manjón, podemos mirar en la vecindad de nuestra casa un ejemplo digno de ser imitado; nos referimos á la regia y espléndida fundación del Excmo. Sr. D. Estanislao de Urquijo y Landaluce, primer Marqués de Urquijo: este ilustre prócer creó en el pueblo de Llodio de Alava una institución escolar con suntuoso palacio para la enseñanza de niños y de niñas, y, no sólo reciben las primeras nociones del saber sino que también se da la enseñanza práctica y de ampliación, de manera que al salir de estas EScuelas, los niños y las niñas que en ellas se han educado han visto algo de la realidad del vivir: al alimento espiritual se une el socorro material no sólo á los niños sino también á los padres pobres, durante los meses del invierno. Igualmente fundó el Marqués de Urquijo otro grupo escolar en Murga, pueblo de su nacimiento. Y no satisfecho con esto, tuvo la feliz iniciativa de establecer pensiones para carreras, escogiendo para conseguirlas los muchachos más sobresalientes de las Escuelas por él creadas; y no olvidó tampoco el fomento de los intereses agrícolas de la región, dejando establecidos premios en metálico para los que en Llodio y en Murga se distinguieran en el cultivo de la tierra, en la plantación y conservación de árboles frutales y en la cría y cuidado de la ganadería. El excelentísimo Sr. D. Juan Manuel de Urquijo ha continuado la obra del primer Marqués, ampliando con una Escuela de párvulos la fundación establecida en Llodio por su antecesor, y distribuyendo donativos en diferentes centros de enseñanza de la provincia de Alava, para premiar á Profesores y alumnos.

 

Guipúzcoa necesita el concurso de la juvnetud estudiosa y el desprendimiento de los potentados para sostener su puesto de honor en la vida nacional. Si entre la numerosa colonia de vascos que, después de haber sudado en América, viene á defender su segunda juventud al calor y halago del terruño, hombres inéditos á pesar de sus caudales, quisieran algunos imitar á don Pedro de Viteri, la posteridad trocaría gallardamente su insignificancia por ejecutorias de nobleza, dedicándoles recuerdo consistente y duradero más que el mármol estatuario. Si los próceres y hacendados quisieran entregarse al deporte del mecenismo, verían cundir su proceridad y sus honores, que la mejor ejecutoria de un noble es el amor á la sabiduría, su mejor escudero un fámulo protegido en su carrera, y su mejor escudo una biblioteca escogida desde donde se ven los horizontes de lo pasado y se vislumbran los horizontes de lo porvenir.

 

Guipúzcoa espera el contagio de la liberalidad.

 

Por ella han llegado á la cumbre guipuzcoanos ilustres y desprendidos: don Francisco de Echeveste, hijo de Usúrbil, por haber fundado en Méjico, con otros dos acaudalados bascongados, un Colegio para enseñanza y educación de niños pobres; don Francisco Javier Munive é Idiáquez, Conde de Peña Florida, hijo de Azcoitia, por sus sacrificios personales y pecuniarios para fomentar la enseñanza en Guipúzcoa, fundando la Sociedad Vascongada de Amigos del País, y el Colegio Patriótico, que luego fué Instituto de Vergara. Y recientemente ha ganado una página en la Historia guipuzcoana el señor don Matías Arteaga, vecino de San Sebastián, por su fundación benéfica destinada á la enseñanza teórica y práctica de la Agricultural.

 

Guipúzcoa quiere igualmente una juventud vigorosa, que aplique sus nativas energías al trabajo, que moraliza y encumbra; quiere una juventud disciplinada, sabedora de que el honor del pueblo le acompaña, como la sombra al cuerpo; quiere una juventud aleccionada en las Escuelas, que la cultura da sanidad y alegría al espíritu; quiere una juventud que, sin la altanería del antiguo ciudadano romano, diga con su proceder, su procedencia.

 

En tanto, unos y otros, la gente escolar sobre todo, guardemos grata memoria del hombre meritísimo, del ilustre hijo de Mondragón.

 

 

V

Dejó Viteri luminosa estela, cual buque sumergido que prestó sus servicios á la patria; Dios premiará tus sublimes cariños y tus buenas acciones con perenne beatitud; la naturaleza, con el mismo collar de espuma que ciñe las costas de tu tierra, besará tu sepulcro; y arrullarán tu sueño eterno los himnos infantiles de cien generaciones escolares, educadas al amparo de tu liberalidad.

 

SIT LAUS ET GLORIA PETRO VITERI ET ARANA


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